Charles Ranlett Flint fue un exitoso empresario estadounidense que pasó a la posteridad como el "rey de la informática" por, entre otras cosas, haber fundado en 1911 la compañía que en la década siguiente se convertiría en IBM. Por estos días, con el encuentro entre el presidente Javier Milei y su par de los Estados Unidos, Donald Trump, en Nueva York, su nombre volvió a recordarse de la mano de una anécdota que compartió en esa ciudad con John Pierpont Morgan. Y aunque el resultado podría ser similar, al alcanzar el objetivo buscado en ambos oportunidades, la evolución del capitalismo y los actores en cuestión requirieron, en este caso, acciones concretas para hacerlo creíble al mercado. A fines del siglo XX, Flint acudió al poderoso banquero ante la imposibilidad de obtener financiamiento para uno de sus emprendimientos. J.P. Morganlo invitó a dar unpaseo por Battery Park, en el sur de Manhattan, pero luego de una hora de charlar sobre temas personales y cuando estaba a punto de finalizar el encuentro, Flint le preguntó nervioso por el millón de dólares que necesitaba. El banquero le estrechó la mano y con gentileza le dijo: "Ahora que nos vieron juntos, no creo que tenga ningún problema en conseguirlo". Y así fue. Hoy los paseos de una hora por el parque con una persona influyente son cosa del pasado. Pero un efecto parecido aunque no suficiente, según pudo comprobar Milei, se consigue con la exposición junto al presidente de EE.UU. en los medios masivos de comunicación y las redes sociales, o en una mezcla de ambos, porque el republicano hasta le regaló un posteo impreso que hizo en su red Truth para que lo tomaran las cámaras. El fuerte respaldo brindado por Trump a quien llamó su "aliado" disipó la tensión del mercado por 48 horas. Pero fue el anuncio de medidas concretas lo que evitó el incipiente cambio de humor que mostraba el mercado en las primeras operaciones del día ante la falta de más noticias. Así, el riesgo país que, precisamente, mide JP Morgan cayó por debajo de 900 puntos y el dólar volvió a niveles del mes pasado, borrando el efecto en la cotización de la derrota oficialista en la elección bonaerense y las votaciones en contra en el Congreso. Todo con ayuda de la liquidación del agro tras el anuncio de retenciones cero,cuyo cupo de u$s 7000 millones se agotó hoy mismo, según anunció ARCA. Junto a ello, los bonos y acciones se recuperaron, dejando el terreno allanado para la licitación de títulos públicos. En definitiva, el gobierno republicano se mostró como el garante del pago de las obligaciones que tiene por delante la Argentina -más de u$s 8000 millones el año próximo- y el mensaje llegó a Wall Street, el histórico territorio de la familia Morgan. Allí, donde en 1923 J.P. Morgan sumó a su compañía a su nieto Henry Sturgis Morgan, quien 12 años después fundaría junto a Harold Stanley la multinacional financiera que lleva sus apellidos y que, apenas conocido el respaldo de Trump a la administración libertaria, mejoró las perspectivas de corto plazo, pero con dos salvedades. Morgan Stanley planteó ser cauteloso a mayor plazo por la posibilidad de "reversión" de las políticas fiscales, con un ojo puesto en las elecciones legislativasy las presidenciales de 2027 para las que Trump ya apoyó la reelección de Milei. Y pidió ver las medidas concretas de apoyo del Tesoro estadounidense. A diferencia del caso Flint, en esta ocasión el mercado planteó: "Show me the money". Por eso, cuando la última rueda comenzaba con números rojos, el mensaje de Scott Bessent anunciando compra de bonos argentinos, un posiible préstamo del Fondo de Estabilización Cambiaria y un swap de u$s 20.000 millones, la ola positiva retornó al sector financiero y el Gobierno volvió a respirar. Por delante, le queda sortear las elecciones y reordenar el capítulo político local. Y es que más allá del fuerte apoyo financiero que puede garantizar la cobertura de los vencimientos de 2026 y hoy saludó el FMI, está la viabilidad de llevar adelante el programa económico tras el paso por las urnas. El ejercicio político de acudir a la administración Trump fue útil a Milei para sortear el temblor parlamentario que sintió su administración. Pero el efecto que tendrá en la oposición y el electorado es aún indescifrable. Lo cierto es que para extender en el tiempo la calma económico-financiera, necesitará más que el apoyo explícito de Trump. No bastará con tener legisladores suficientes para sostener un veto a una ley que complique las cuentas fiscales. Deberá reconstruir alianzas con los gobernadores y sumar voluntades en el Congreso si pretende concretar sus propuestas reformistas en la segunda mitad de gobierno. Así el JP Morgan bajará el riesgo país hasta niveles en los que los mercados internacionales se abran a la Argentina y el financiamiento no falte. La historia de siempre en un país que necesita dólares y hoy tiene a EE.UU. como garante.