Desde el 10 de diciembre el gobierno pondrá toda la energía en la aprobación rápida del Presupuesto 2026 y las reformas tributaria y laboral. El primero es clave: para volver a acceder al crédito en el exterior, más allá de un riesgo país en torno a los 500 puntos, los inversores piden que la nueva deuda esté aprobada por el Congreso. Los decretos que hace dos años se utilizan para autorizar gastos no alcanzan para darle seguridad a los potenciales compradores de bonos. La situación impositiva y laboral es crítica y la piden a gritos todos los sectores (salvo en la CGT, paradójicamente en postura antiempleo en blanco). Pero, ¿y la reforma previsional? No es menos importante. El sistema hace agua por todos lados, acentuado por la estatización de las AFJP por el kirchnerismo en el 2008 y la inclusión de 3,7 millones de personas al régimen sin haber hecho los aportes de ley. Populismo previsional. La intención oficial es que las reformas al sistema pasen para un eventual segundo mandato de LLA, desde el 10 de diciembre del 2027. El presidente Javier Milei señaló en varias ocasiones que buscarán barrer con el empleo en negro. Hoy en la Argentina de cada 100 trabajadores, sólo 35 están en relación de dependencia en blanco. Ese número es de 70 personas en promedio en la región. Abunda el empleo en negro, gris, facturación en vez de relación laboral y otros atajos para eludir el blanco. Antes de una reforma previsional, la meta oficial es aumentar los aportantes al sistema en Argentina. No será fácil. Pero además, postergar la reforma previsional evita ruidos poselectorales. Después del triunfo en las elecciones de medio término, Mauricio Macri lanzó la ley de movilidad previsional lo que desembocó el 18 de diciembre del 2017 en una jornada caótica, con militantes de izquierda arrojando 14 toneladas de piedras con un ícono: Sebastián Romero, apodado luego el “Gordo Mortero”, llevó un arma casera fabricada con una rama, con la que disparaba pirotecnia hacia la policía. Hubo manifestantes que directamente quisieron tomar el Congreso en un atentado serio a la democracia en Argentina. En las últimas jornadas circularon versiones de que el gobierno buscará aprobar una reforma previsional subiendo edades jubilatorias hasta 70 años. No es así. Aún está fresca en la memoria la embestida lanzada por la oposición combativa que apuntó a la línea de flotación del gobierno, para barrer con el equilibrio fiscal. Hay muchos “Gordos Morteros” precalentado a la espera de un tratamiento de una reforma previsional. Seguirán en el banco de suplentes. “No habrá reforma previsional sino hasta después del 2027” señalaron a este diario fuentes oficiales. Y más allá también.