

Durante buena parte del segundo semestre, la agenda política y económica argentina transitó un terreno inestable. El oficialismo acumuló derrotas legislativas, exhibió fisuras internas y quedó envuelto en una sucesión de escándalos que erosionaron la credibilidad pública. El clima se tensó con denuncias judiciales, cruces dentro de la coalición gobernante y controversias que dominaron el debate mediático y profundizaron la percepción de desorden institucional.
Ese escenario se agudizó tras las elecciones del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, cuando el Gobierno no solo enfrentó un resultado adverso sino también el impacto de causas de alto perfil. El caso Libra aún irresuelto, el escándalo que involucró a José Luis Espert y al financista Fred Machado —que obligó al entonces candidato a diputado a retirar su postulación— y las denuncias vinculadas a Andis marcaron un punto de máxima fragilidad política, con efectos directos sobre las expectativas económicas.

El rumbo comenzó a modificarse en las semanas previas a los comicios nacionales de noviembre. El respaldo político y financiero del gobierno de Estados Unidos, con señales explícitas del expresidente Donald Trump y del secretario del Tesoro Scott Bessent, funcionó como un punto de inflexión. Ese apoyo externo ordenó expectativas, fortaleció la posición oficial y allanó el camino hacia el triunfo en las elecciones legislativas nacionales, que reconfiguraron el escenario político.

Ese cambio de clima también se reflejó en las preocupaciones económicas expresadas por los argentinos. Según el Índice de Incertidumbre Económica UCA, elaborado por el Centro de Analítica Económica y Empresarial de la Universidad Católica Argentina, noviembre marcó una baja relevante en los niveles de incertidumbre y un retorno a valores previos al período electoral, luego de varios meses dominados por la volatilidad política y económica.
El Índice se ubicó en 52,4 puntos en noviembre. “Es decir, en promedio, por cada 10.000 palabras en mensajes económicos, se detectaron 52,4 palabras vinculadas a incertidumbre”, detalló el informe.

La medición resultó 15,5% inferior al pico registrado en septiembre, en pleno período electoral. De esta manera, tras dos caídas consecutivas, el indicador alcanzó su nivel más bajo desde junio del mismo año, en un movimiento que el propio estudio definió como un retorno a valores preelectorales.
Pese a la mejora, la UCA advirtió que el nivel de incertidumbre continuó siendo elevado en términos históricos. “Los valores actuales del índice reflejaron las dificultades que enfrenta la economía argentina para llegar a un régimen de mayor estabilidad”, señaló el documento. Como referencia, recordó que en 2015 el valor promedio del indicador fue 37,5, por lo que el registro de noviembre de 2025 resultó 40% superior al de un año con elecciones presidenciales y cepo cambiario.
Más allá del nivel general, el informe identificó cambios relevantes en la composición de las preocupaciones económicas. Las menciones vinculadas a la inestabilidad económica, en particular a la inflación y al dólar, cayeron de manera significativa. Según la medición, pasaron a representar el 19% del total de las expresiones de incertidumbre, con descensos tanto en las referencias a precios como al tipo de cambio.

En contraste, creció con fuerza la atención sobre el trabajo. Esta categoría explicó el 23% del total y se convirtió en la segunda más frecuente, impulsada en buena medida por el debate público en torno a una potencial reforma laboral. Aun así, las discusiones de política continuaron liderando el ranking, con el 32% de las menciones, incluso después del cierre del calendario electoral.
El Índice de Incertidumbre Económica UCA se construye a partir del análisis de comentarios en canales argentinos de YouTube y utiliza técnicas avanzadas de procesamiento de lenguaje natural. Para identificar los mensajes económicos, los investigadores partieron de una base de 210 millones de mensajes correspondientes al período 2011-2022 y seleccionaron 7 millones vinculados a temas económicos. Luego, estimaron modelos que identificaron las 100 palabras más asociadas al concepto de incertidumbre y calcularon su frecuencia cada 10.000 palabras.
Según la UCA, la incertidumbre económica impacta de manera directa sobre las decisiones de consumo, la inversión empresarial y las condiciones financieras. “Un aumento de la incertidumbre desacelera el crecimiento económico y tiende a aumentar la desocupación”, advirtió el informe, al tiempo que remarcó su efecto negativo sobre las inversiones de largo plazo y el costo del financiamiento.
Desde una perspectiva de largo plazo, el indicador mostró una trayectoria ascendente desde 2011, con oscilaciones asociadas al ciclo político. En ese sentido, el trabajo recordó la llamada “maldición de los años pares”, que describió como un patrón de años electorales relativamente benévolos seguidos por períodos de deterioro económico.

















