

El presidente Javier Milei pronunció este sábado un discurso demoledor contra el funcionamiento del Mercosur durante la cumbre del bloque, que se celebró en Foz de Iguazú, Brasil.
Sin eufemismos, el mandatario argentino sentenció que la alianza regional fracasó en todos sus objetivos fundacionales y se convirtió en una estructura burocrática que frena el desarrollo.
“El Mercosur nació con una misión clara de promover el comercio, aumentar la prosperidad, integrar mercados y elevar la competitividad de nuestras sociedades. Y ninguno de esos objetivos centrales se cumplió”, afirmó Milei.
En esa línea, el Presidente enumeró las falencias: “No hay mercado común, no hay libre circulación efectiva, no hay coordinación macroeconómica, no hay armonización normativa real, no hay incremento significativo del comercio interno, no hay apertura suficiente al mundo”.
Lo único que sí creció, según el análisis presidencial, fue la burocracia. “Sí hay una burocracia sobredimensionada e ineficaz que se expandió sobre sí misma”, disparó. Y agregó una frase que resonó en el recinto: “Señores, la realidad no se discute, se mide”.
Para respaldar su crítica, Milei citó documentación oficial del bloque que muestra que el comercio intrazona como proporción del comercio total está muy por debajo de sus niveles históricos. Esto ocurre, paradójicamente, con aranceles externos que están entre los más altos del mundo. “Un arancel así no protege el empleo, lo destruye”, sentenció.
El libertario destacó que durante la presidencia pro tempore argentina se impulsó una ampliación de las excepciones al arancel externo común. Pero aclaró que no es suficiente: “La región necesita un arancel moderno, simple, competitivo y alineado con las prácticas de los bloques dinámicos del siglo XXI. De lo contrario seguiremos condenados a crecer por debajo del mundo”.
El mandatario fue contundente al plantear la necesidad de una reforma institucional integral. “La integración debe estar al servicio del comercio, no al servicio de la burocracia”, afirmó. Y propuso un cambio de enfoque radical: permitir que cada país avance a la velocidad que necesita su inserción internacional.
“Esta flexibilidad que proponemos no es un concepto abstracto, sino una herramienta concreta para adaptarnos a un entorno internacional que evoluciona mucho más rápido que nuestra capacidad de respuesta colectiva”, explicó. Según Milei, pretender que el Mercosur avance de manera monolítica solo hace que los procesos se dilaten y las oportunidades se pierdan.
El caso emblemático de esa lentitud, indició, es la relación con la Unión Europea. “Tras décadas de negociaciones, no hemos podido terminar de materializar un acuerdo comercial”, recordó. Y fue lapidario: “Nuestros países no tienen diez años más para desperdiciar en discusiones administrativas. El tiempo de la oportunidad económica es siempre breve y no puede subordinarse a la eternidad de la burocracia y la política”.
Milei también dedicó parte de su discurso a Venezuela. Sin medias tintas, calificó al régimen de Nicolás Maduro como “dictadura atroz e inhumana” y advirtió que “este peligro y esta vergüenza no pueden seguir existiendo en el continente o nos terminará arrastrando a todos consigo”. El presidente saludó la presión de Estados Unidos y Donald Trump para liberar al pueblo venezolano e instó a los demás integrantes del Mercosur a secundar esa posición.
“El tiempo de tener un acercamiento tímido en esta materia se ha agotado”, afirmó. Además, exigió la liberación de todos los presos políticos y mencionó especialmente al argentino Nahuel Gallo, detenido ilegalmente en Venezuela. Milei saludó el reconocimiento internacional a María Corina Machado, Premio Nobel de la Paz 2025, y reiteró el llamado a respetar la voluntad del pueblo venezolano.
Hacia el final, el presidente trazó un panorama regional de cambio. Citó la victoria de José Antonio Kast en Chile como parte de “un giro político latinoamericano” que expresa demanda social por economías más competitivas y abiertas. “O el bloque comienza a acompañar esta nueva realidad o quedará atrapado en una inercia que el mundo ya dejó atrás”, advirtió.
“¿Queremos un Mercosur que sea un motor de crecimiento o un freno para el futuro? La Argentina ya respondió esa pregunta. Liberemos las fuerzas productivas que llevan décadas contenidas” concluyó.















