Tras la victoria en las elecciones de octubre, el gobierno que encabeza Javier Milei ya anunció que avanzará en una serie de reformas legislativas, entre las que se destaca la que buscará aplicar al mundo laboral con el objetivo de “modernizar” y “facilitar” la contratación en Argentina. No exento de polémicas, el borrador de la reforma laboral está siendo trabajado por la Secretaría de Trabajo, el Ministerio de Desregulación, la Secretaría Legal y Técnica, las cámaras empresarias y, en el Concejo de Mayo, ha sido dialogado con el representante de los trabajadores, Gerardo Martinez, de la UOCRA. Derrota El voto del miedo: por qué en el peronismo creen que el temor a un estallido inclinó la elección El objetivo general es, según afirman, simplificar normas y eliminar rigideces que “limitan” la creación de empleo formal. La propuesta busca, entre otros puntos, actualizar los convenios colectivos, incorporar herramientas tecnológicas en los procesos de registro y reducir la burocracia en la contratación laboral. Sin embargo, uno de los items que más polémica ha despertado es el de habilitar a las empresas a aplicar un “banco de horas” que permitiría concentrar la fuerza de trabajo en los momentos de mayor demanda y compensarla con horas que se le otorgan al trabajador en momentos en el que no son necesitados. Según pudo saberse, el proyecto final se apoya en buena medida en el presentado por la diputada nacional Romina Diez, bajo el título de Ley de Promoción de Inversiones y Empleo, en el que se incluye la flexibilización de la gestión de horas extras y francos compensatorios, siempre respetando un mínimo de 12 horas de descanso entre jornadas. Desde la Confederación General del Trabajo, ya anunciaron que se mantienen expectantes: “Si es para retroceder, no vamos a negociar. Hasta ahora no hay ningún indicio de cuál es el borrador que pretende el gobierno”, dijo en las últimas horas su secretario general, Héctor Daer. En la región y en el mundo se han implementado distintas modalidades que se acercan o se alejan al concepto de “Banco de horas” que quiere imponer el Gobierno. La aplicación de estos modelos de flexibilización tiene una aceptación dispar y, en buena medida, polémica. Por ejemplo, en España no ha servido directamente a la reducción del desempleo, que se mantiene en un número elevado desde hace años. Allí, la herramienta se centra en la flexibilidad a corto plazo, pero cuenta con algunos límites estrictos establecidos por el Estatuto de los Trabajadores y los convenios colectivos. La legislación española permite una distribución irregular del 10 por ciento de la jornada anual, que debe compensarse en un periodo de referencia determinado por el convenio colectivo o el contrato. Si el convenio no especifica nada, la compensación debe realizarse en un plazo de 12 meses. Desde 2019, todas las empresas españolas están obligadas a llevar un registro diario de la jornada de cada trabajador. La jornada ordinaria máxima es de 40 horas semanales, calculada como promedio en cómputo anual y las horas que superen la jornada máxima legal pueden ser compensadas con tiempo de descanso o con una prima salarial, según lo acordado en el convenio colectivo. También existe una bolsa de horas para cuidado familiar pero se aplica para empleados públicos y que permite acumular hasta un 5 por ciento de la jornada anual para el cuidado de hijos y familiares dependientes. Es decir, allí los trabajadores adelantan trabajo para poder usarlo cuando necesita para tareas de cuidado. En Alemania, el “banco de horas” se conoce como Arbeitszeitkonto y es un instrumento de flexibilidad laboral ampliamente utilizado, pero con diferencias importantes en su regulación y uso en comparación con el modelo español. El sistema alemán se caracteriza por una mayor variedad de modelos, algunos de ellos a largo plazo, que permiten una acumulación más prolongada de tiempo. A corto plazo, permite acumular o reducir horas en un período de semanas o meses para compensar variaciones temporales en la carga de trabajo. A largo plazo, permite a los empleados acumular una reserva de horas, junto con parte del salario o bonificaciones, durante varios años. Este fondo se puede utilizar para financiar periodos como años sabáticos o una prejubilación. La aplicación y los límites de estos bancos de horas se establecen en gran medida a través de acuerdos de empresa o convenios colectivos que regulan estrictamente el tiempo de trabajo, con un límite general de 8 horas diarias y un máximo de 10 horas en ciertas circunstancias, siempre que el promedio a largo plazo se mantenga dentro de los límites legales. En Sudamérica son varios los países que han realizado modificaciones para flexibilizar las jornadas laborales. El banco de horas fue creado en Brasil en 1998 y permite a los empleados acumular horas extra trabajadas para compensarlas con tiempo libre más adelante, en lugar de recibir un pago adicional. Con la reforma laboral de 2017 el banco de horas puede implementarse a través de un acuerdo individual entre el empleado y el empleador, además del acuerdo colectivo tradicional con el sindicato. Los plazos para compensar las horas acumuladas varían según el tipo de acuerdo. Si se trata de un acuerdo verbal, Las horas deben compensarse en un plazo máximo de 30 días; si es un acuerdo individual, la compensación debe realizarse en un plazo de hasta 6 meses; si es un acuerdo colectivo el plazo máximo es de 1 año. Si las horas no se compensan en el período estipulado, el empleador debe pagarlas como horas extras con el recargo correspondiente. En caso de que el contrato termine y el empleado tenga un saldo positivo de horas acumuladas en su banco, la empresa está obligada a pagar esas horas no compensadas con el adicional de horas extras. Por otra parte, la legislación peruana permite jornadas laborales atípicas o acumulativas, que son una forma de banco de horas. El Tribunal Constitucional de Perú ha establecido que estas jornadas no pueden superar en promedio las 8 horas diarias o 48 horas semanales en un ciclo que no puede exceder las tres semanas. Para verificar si se cumple con el límite, se multiplican las horas efectivas de trabajo por el número de días trabajados y se divide entre el total de días del ciclo (trabajo más descanso). Uno de los ejemplos más comunes es el de la minería e hidrocarburos: dada la naturaleza de estos trabajos, donde los campamentos están lejos de las ciudades, se aplican regímenes como el 14x7 (14 días de trabajo por 7 de descanso) o el 21x7. En estos casos, las horas de trabajo diarias superan las 8 horas, pero se compensan con los días de descanso acumulados.