

Después de que la inflación de marzo saltara un 3,7% empujado por la volatilidad previa al acuerdo con el FMI, el precio de los alimentos le dio una buena noticia al Gobierno.
La inflación en este segmento tuvo una marcada tendencia a la baja durante la segunda quincena de abril, en un mes atravesado por la salida del cepo y el cruce del Gobierno con los proveedores de alimentos.
En la primera semana de mayo, la inflación de alimentos retomó y marcó un 0,3%, según relevaron las consultoras LCG y Eco Go.
Así, casi borra la caída que había registrado LCG en la última semana de abril, cuando los precios de los alimentos tuvieron una variación de -0,4%, mientras que en la cuarta semana de abril fue de 0%. El balance de las últimas dos semanas suma un retroceso del 0,1%.

Si bien la variación de la primera semana de mayo cambió la tendencia de las dos anteriores, se trata de la menor suba para una primera semana de mes desde noviembre, advirtieron desde LCG.
Para Eco Go, se trata de una desaceleración contra la última semana de abril. "Con este dato la inflación en alimentos consumidos dentro del hogar ascendería a 2,6% en mayo", informaron.
Los alimentos son el factor de mayor peso dentro del índice de inflación, ya que representan casi el 30% del indicador.
El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central arrojó una inflación del 3,2% para abril.
Para LCG, la estimación para las cuatro semanas se ubica en 1,9% en mayo, mientras que, hacia adelante, para Eco Go en mayo ascendería a 2,3%, aunque ya está sujeto a modificaciones por la variación en el tipo de cambio, la menor estacionalidad en frutas y verduras y la baja del precio del combustible.

La aceleración tras dos semanas de bajas en los alimentos se da en medio de los cruces del Gobierno con los proveedores de los supermercados y mayoristas. Esta semana, el ministro de Economía recibió a los supermercadistas para "agradecerles" que hayan rechazado las listas con nuevos aumentos tras la salida del cepo.
La estabilización del tipo de cambio tras una primera semana de volatilidad abonó la tesis del Gobierno de que los proveedores no deberían aumentar los precios. Con el tiempo, el aceite se convirtió en el factor más problemático.
En el encuentro se deslizó que el Gobierno avanzaría en conversaciones con el sector ante los aumentos, mientras los comercializadores plantearon que era necesario aumentar la competencia.













