Donald Trump amenazó con imponer aranceles del 50% a Brasil y acusó al país de atacar la libertad de expresión, en una escalada significativa de las tensiones entre Estados Unidos y la mayor economía de América Latina. En una carta publicada en Truth Social el miércoles, Trump arremetió contra el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva por el trato dado al expresidente de derecha Jair Bolsonaro. Trump calificó a Bolsonaro, quien está siendo juzgado por un presunto intento de golpe de Estado, como un "líder altamente respetado en todo el mundo durante su mandato", y tildó el proceso judicial de "caza de brujas que debería terminar ¡INMEDIATAMENTE!". El mandatario estadounidense agregó que el arancel, que entraría en vigor a partir del 1 de agosto, se aplicaría "en parte" debido a los "insidiosos ataques contra las elecciones libres y los derechos fundamentales de libertad de expresión de los estadounidenses" por parte de Brasil. Trump también acusó al Supremo Tribunal Federal de Brasil de emitir "cientos de órdenes de censura SECRETAS e ILEGALES" contra plataformas estadounidenses de redes sociales. La respuesta de los mercados fue inmediata: tras los anuncios, el real brasileño cayó un 2,3%, cotizando a R$ 5,58 por dólar, mientras que los futuros del índice bursátil Bovespadescendieron un 1,4%. A su vez, los futuros del café subieron el jueves después del anuncio, sacudiendo a la industria y generando el riesgo de un aumento de precios para los consumidores estadounidenses. Los precios del café arábica que cotizan en Nueva York subieron más de un 3,5% durante la mañana. Brasil, el mayor productor mundial de café arábica -la variedad utilizada en cafés de mayor calidad-, es un actor clave para el abastecimiento global. Por su parte, Lula anticipó que Brasil está listo para responder utilizando una ley que permite a Brasilia tomar represalias ante barreras comerciales impuestas a sus exportaciones. "Cualquier aumento unilateral de aranceles será respondido bajo la Ley de Reciprocidad Económica de Brasil", afirmó el presidente brasileño. "Brasil es un país soberano, con instituciones independientes, que no aceptará el control de nadie", agregó. La carta dirigida a Brasil fue la octava que Trump publicó ese miércoles y se enmarca en una ofensiva más amplia contra 22 países en los últimos días, mientras intensifica la presión sobre los socios comerciales de Estados Unidos para que acuerden o enfrenten sanciones. Trump también confirmó que el arancel del 50% al cobre entrará en vigor el 1 de agosto. Más temprano, Trump impuso aranceles de entre el 25% y el 30% a Argelia, Brunéi, Irak, Libia, Moldavia, Filipinas y Sri Lanka. Las cartas siguieron a las amenazas del lunes de imponer aranceles del 25% a Japón y Corea del Sur, entre otros. Mientras que otros países recibieron misivas casi idénticas destacando la "fuerza y compromiso" de la relación comercial con EE.UU., la enviada a la nación más poblada de América Latina fue marcadamente distinta en tono. Antes de que Trump anunciara la tarifa del 50%, el vicepresidente y ministro de Comercio de Brasil, Geraldo Alckmin, había calificado el nuevo arancel de "injusto" y señaló que su país no representa un problema para EE.UU. "No veo razón para aumentar los aranceles a Brasil", dijo a la prensa en Brasilia. "Estados Unidos tiene un déficit comercial, pero con Brasil tiene superávit". Según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, el país registró un superávit comercial de bienes con Brasil de 7.400 millones de dólares en 2024. Alckmin advirtió que el nuevo arancel estadounidense perjudicaría la economía de EE.UU., citando el caso del acero: "Somos el tercer mayor comprador de carbón siderúrgico estadounidense. Producimos el producto semielaborado y lo vendemos a EE.UU., que lo termina. Así que, al imponer impuestos, aumentan el costo de su propia cadena de suministro". De acuerdo con medios locales, Brasilia convocó a una reunión urgente del gabinete. El ataque de Trump al gobierno de Lula ha acercado a las dos mayores democracias de América a una crisis diplomática. La intervención del presidente estadounidense en favor de Bolsonaro anima al movimiento de ultraderecha brasileño, que sostiene que el combate judicial contra la desinformación digital apunta injustamente a los conservadores. Los fiscales acusan a Bolsonaro de planear un golpe fallido para mantenerse en el poder tras perder la reelección en 2022 frente a Lula. El exmandatario ultraderechista niega cualquier delito. Lula declaró que el proceso legal que involucra a Bolsonaro es "de exclusiva competencia de los tribunales brasileños" y "no está sujeto a ningún tipo de interferencia". Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del expresidente, quien ha gestionado ante la administración Trump lo que considera el deterioro de la libertad política en Brasil, sostuvo que la carta del mandatario estadounidense demuestra el éxito de sus gestiones. "Lula cayó en una serie de errores diplomáticos antiestadounidenses -con declaraciones airadas de él, sus ministros e incluso la primera dama, junto a un alineamiento deliberado con regímenes autoritarios como China e Irán-. Nada de esto hubiera ocurrido bajo el presidente Jair Bolsonaro", afirmó. En mayo, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, dijo que Washington consideraba sanciones contra el juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, quien ha ordenado eliminar cuentas de redes sociales acusadas de difundir noticias falsas. El juez tuvo un fuerte enfrentamiento con Elon Musk el año pasado por la plataforma X y llegó a bloquear brevemente el sitio en Brasil. El Supremo Tribunal Federal de Brasil declinó hacer comentarios.