Tanques desfilaron por las calles de la capital de Venezuela una tarde reciente, mientras el gobierno socialista revolucionario exhibía su poder militar en respuesta a que Estados Unidos hundiera embarcaciones frente a su costa. Pero solo hubo pequeños y desganados grupos de simpatizantes presentes para verlo.

Igualmente escasas fueron las filas para alistarse en las milicias de combate que el presidente Nicolás Maduro dijo estarían en la primera línea de defensa ante una eventual invasión estadounidense.

Tras el envío por parte de Washington de su mayor despliegue naval en el Caribe en tres décadas, Maduro pidió a los venezolanos que se ofrecieran como voluntarios para recibir entrenamiento militar. Pero la participación ha sido irregular, compuesta principalmente por empleados del sector público y algunos incondicionales del mandatario.

Varios asistentes a un reciente punto de reclutamiento en el centro de Caracas dijeron que fueron obligados por sus superiores a inscribirse.

"Esto es solo una formalidad para no perder el trabajo", dijo un empleado de la alcaldía que prefirió no dar su nombre. "No estamos aquí por voluntad propia, sino porque trabajamos para el sector público."

"Me presionaron para hacerlo", contó otro asistente. "Si estalla un conflicto, no voy a pelear."

La flotilla de ocho buques de guerra estadounidenses frente a las costas de Venezuela fue desplegada, en teoría, para combatir el narcotráfico. En las últimas semanas hundió cuatro pequeñas embarcaciones, matando al menos a 21 personas que la administración Trump acusa de ser contrabandistas.

Pero la magnitud del operativo -que incluye tres destructores con misiles guiados, un submarino nuclear y miles de tropas- supera con creces lo necesario para destruir lanchas rápidas.

Algunos analistas han sugerido que el verdadero motivo de la operación es ejercer suficiente presión sobre el gobierno de Maduro para que colapse. El propio Maduro asegura que está en marcha un intento estadounidense de cambio de régimen, una afirmación que el presidente Donald Trump ha negado.

La flotilla de ocho buques de guerra estadounidenses frente a las costas de Venezuela fue desplegada, en teoría, para combatir el narcotráfico. Foto: EFE.
La flotilla de ocho buques de guerra estadounidenses frente a las costas de Venezuela fue desplegada, en teoría, para combatir el narcotráfico. Foto: EFE.

La administración Trump designó a Maduro como líder del Cartel de los Soles, una organización de narcotráfico presuntamente dirigida por miembros de la élite política y militar venezolana. En agosto duplicó la recompensa por información que conduzca a su captura, elevándola a 50 millones de dólares.

El jueves, funcionarios de defensa justificaron ante el Congreso el despliegue al afirmar que Estados Unidos se encuentra en un "conflicto armado" con los cárteles de la droga. La Casa Blanca rechazó el mes pasado una carta de Maduro en la que pedía iniciar negociaciones.

Washington parece estar intensificando la presión psicológica sobre Maduro y sus jefes militares.

El secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, dijo el mes pasado a marinos en un buque frente a Puerto Rico que "lo que están haciendo ahora no es un entrenamiento". Marshall Billingslea, un funcionario del Tesoro durante el primer mandato de Trump, publicó en redes sociales imágenes de drones que mostrarían el supuesto búnker de Maduro en Caracas.

Maduro, que inició un tercer mandato en enero tras unas elecciones ampliamente calificadas de fraudulentas, firmó el lunes un decreto que le otorga poderes de seguridad adicionales no especificados.

"En medio de las amenazas y la guerra psicológica, Venezuela hoy tiene más poder para defenderse", dijo el martes por la televisión estatal. "Somos más fuertes y estamos más unidos que nunca."

Ha afirmado que hasta 4,5 millones de milicianos estarían listos en caso de una invasión. El jueves, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López acusó a Estados Unidos de sobrevolar con aviones militares su costa y aseguró que 36.000 soldados estaban en alerta en todo el país petrolero.

El mes pasado, Venezuela mostró su poderío enviando 12 buques, 22 aeronaves -incluidos cazas Sukhoi Su-30 de fabricación rusa- y 2.500 soldados a la isla de La Orchila para realizar ejercicios militares.

El Ministerio de Defensa afirmó que en el evento se lanzaron misiles C802 de fabricación china y CM90 iraníes, así como artillería de su sistema antiaéreo soviético ZU23.

En tierra firme, los milicianos realizaron prácticas con armas, portando fusiles descargados en improvisados circuitos de obstáculos. "Fue un minicurso sobre cómo moverse con un arma, cómo cubrirse y cómo apoyar a los compañeros", dijo un participante, empleado de un ministerio.

Varias personas en la fila de reclutamiento en Caracas vestían uniformes policiales o chaquetas con los logotipos de ministerios del gobierno. Otros llevaban camisetas y gorras con la leyenda "sector público".

Voluntarios repartían banderas venezolanas y copias de discursos de Maduro mientras el sol del mediodía golpeaba y los altavoces difundían canciones oficialistas. Un barrendero anciano con una mochila del gobierno conversaba con oficiales.

Esteban García, comandante de un frente miliciano en Caracas, restó importancia a las escasas filas, afirmando que los reclutas "cumplen con su deber patriótico y dan todo de sí". Un portavoz del gobierno calificó de "tendencioso" sugerir que pocos voluntarios se presentaron a enlistarse.

Un nuevo recluta, Juan Carlos Valdés, miembro de la secretaría de un partido aliado de Maduro, dijo que los venezolanos "tenemos que prepararnos". "Estados Unidos se ha vuelto loco", afirmó.

Mantener la lealtad de las fuerzas armadas es clave para el poder de Maduro, señaló Ryan Berg, director del programa de las Américas del think tank CSIS en Washington. Si su control sobre los militares se debilitara y Washington lanzara ataques terrestres contra objetivos vinculados al narcotráfico, "Maduro podría quedar vulnerable", dijo.

Aun así, Maduro se ha mantenido en el poder durante 12 años y ha resistido varios intentos de derrocarlo. Durante el primer mandato de Trump, EE. UU. impuso duras sanciones y reconoció al entonces líder opositor Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, aunque carecía de control real sobre el Estado. Guaidó finalmente huyó a Miami.

La actual líder opositora María Corina Machado dijo al Financial Times en una entrevista reciente que Maduro no tiene mandato legítimo tras las elecciones viciadas del año pasado y que la baja participación en el reclutamiento demuestra su aislamiento.

"El hecho de que Maduro haya tenido que montar toda esta campaña sobre las milicias muestra que no confía en las fuerzas armadas", dijo Machado, quien afirma liderar un movimiento clandestino de decenas de miles. "Está intentando crear la idea de un movimiento civil armado y paramilitar, y el resultado ha sido vergonzoso."