La incertidumbre política en Francia y Holanda, que hasta ahora eran considerados países relativamente inmunes al contagio en la periferia de Europa, avivó el temor a que la crisis de la región pronto se intensifique.

La última vez que el costo del endeudamiento holandés y francés subió en relación al alemán fue en noviembre, cuando surgió inquietud sobre un posible quiebre del euro. Se salvaron pocos gobiernos además de Berlín debido a que los mercados padecieron un miserable cuarto trimestre del año. Recién a principios de 2012 actuó el Banco Central Europeo (BCE).

Ahora, el efecto de los préstamos baratos del BCE pasó, los spreads holandeses del rendimiento a diez años se triplicaron desde enero para ubicarse ayer a 79 puntos básicos (pb) sobre Alemania. Los spreads de Francia se encuentran en 145 pb, los más altos en tres meses.

“Para los inversores, el telón político de fondo es realmente incierto. En un clima de aversión al riesgo, el movimiento de los spreads indican que los inversores han estado buscando protección barata,” señaló Stephen Major, director de investigación de renta fija en HSBC. Con los niveles de los bonos alemanes a diez años, en su piso más bajo de 1,634% ayer, los inversores que buscan una cobertura poco costosa tuvieron que hurgar en otros lugares.

Muchos, según Major y otros, decidieron en las últimas semanas apostar a que subirán las primas de los países con spreads relativamente ajustados sobre Alemania.

El problema que esta vez ronda en los mercados es la austeridad, y no el temor a un quiebre del euro como en noviembre. Los economistas de Citi, el banco estadounidense, advirtieron el mes pasado que Holanda ya no era un país central dentro de la eurozona, porque su débil crecimiento le estaba impidiendo cumplir con sus planes de recorte de deuda. El derrumbe del gobierno ayer y la posibilidad de que se adelanten las elecciones confirman ese análisis, y recalcan la ironía para algunos de los países centrales que presionan a las naciones de la periferia para que sean aún más austeras.

“Holanda está enfrentando algunos de los problemas que tienen los países periféricos. Está descubriendo que es difícil implementar un ajuste fiscal cuando la economía está debilitada,” señaló Jürgen Michels, economista del Citi.

Fitch este mes expresó dudas sobre la calificación triple A de Holanda. Para muchos inversores, el verdadero centro de la eurozona queda conformado sólo por Alemania, Finlandia y Luxemburgo.

Major aseguró que las antiguas alianzas en política europea, como las que mantienen Alemania con Holanda y Francia, se ven presionadas por la crisis y mencionó las dificultades que surgen del compacto fiscal de la UE, apuntado a exigir una mayor disciplina presupuestaria.

Según él, los resultados de la primera ronda en Francia, donde Nicolas Sarkozy perdió frente al socialista François Hollande mientras que la extrema derecha obtuvo resultados récord, fue “un enorme ‘no vote’ a favor de la austeridad”.

La elección francesa y el derrumbe del gobierno holandés recalcan la cantidad de líderes políticos que han perdido sus cargos como resultado de la crisis. Pero la situación subraya a los inversores la importancia del riesgo político en un gran año electoral, con posibles cambios de liderazgo en China y Estados Unidos. Para quienes no están en Europa, esto deja una lección: evitar grandes franjas del continente.

John Wraith, estratega de renta fija en BofA Merrill Lynch, señaló: “Muchos inversores que no residen en Europa ya no ven a la deuda soberana de la eurozona, a excepción de Alemania, como un refugio debido al precedente de reestructuración y pérdidas que dejó Grecia. Los rendimientos y spreads desde entonces empezaron a aumentar”.

Los inversores europeos también se muestran más precavidos. Las operaciones de refinanciación a más largo plazo del BCE definitivamente calmaron las aguas durante varios meses, pero muchos analistas e inversores creen que eso hizo que los mercados de bonos se vuelvan más locales. Los inversores están felices con los papeles de su propio gobierno, pero se muestran reacios a tener deuda que no sea alemana.

Esa postura tiene sentido desde un punto de vista de la gestión de riesgo porque las inversiones antes consideradas totalmente seguras se han estropeado. La cantidad de deuda soberana de la eurozona que cotiza con un spread superior a 140pb sobre los bonos alemanes y donde el país ya no es calificado con triple A por todas las agencias evaluadoras, ahora asciende a 4 billones de euros. Esa cifra empequeñece los u$s 2 billones que valían las obligaciones de deuda garantizada (CDO por su siglas en inglés) triple A en el pico del mercado en 2008, poco tiempo antes de que los inversores procedieran a liquidarla casi a cualquier precio.

La incertidumbre también es visible en los mercados de acciones. El índice CAC 40 de acciones líderes de Francia ayer se ubicó por debajo del nivel de principio de año. El Ibex-35 de España está aún peor, cerca de su punto más bajo desde 2003.

Los analistas se cuidan de no extrapolar demasiado los movimientos bursátiles de corto plazo, pero muchos esperan más agitación tanto en el centro como en la periferia del eurozona.

“Siempre hay una tendencia a exagerar. Pero no deberíamos olvidarnos de que los problemas no desaparecieron la liquidez del BCE,” comentó Michels.

Refiriéndose al gran cambio político que se está produciendo desde que estalló la crisis hace dos años, comentó: “no ha terminado aún”.