El Banco Central (BCRA) anunció anteayer que iniciará un programa de acumulación de reservas internacionales en un escenario base de remonetización que prevé un aumento de la base monetaria del 4,2% actual a 4,8% del PBI para diciembre de 2026. El mercado valora este paso, pro advierte algunos riesgos.
Este proceso podría ser abastecido mediante la compra de u$s 10.000 millones sujeto a la oferta de flujos de la balanza de pagos. Comprará el 5% del volumen diario operado en el MULC, dijeron, con lo que busca no presionar un mercado que presenta días de muy baja profundidad.
La medida es bienvenida en la City, en general, ya que es algo que le venían demandando hace tiempo al Gobierno, que empiece a comprar reservas.
“Creemos que la proyección de compra de reservas también es algo positivo, venía siendo uno de los puntos más flojos del programa y, si se concreta, baja la incertidumbre sobre el pago de la deuda y puede ayudar a bajar el riesgo país”, señaló el economista Rafael Aguilar, economista de Econviews, a El Cronista.
Aunque hay algunos riesgos respecto del rumbo que lleva adelante el Gobierno en materia económica y financera. Así, en la misma línea, Claudio Caprarulo, director de Analytica, dijo que “parece un giro necesario de la política económica”, pero advierte que, “en el corto plazo puede tener costos en términos de inflación y actividad, pero si funciona va a generar un esquema más robusto”.
No obstante, uno de los riesgos que hay en este plan, según advierte un informe de la consultora CEPEC es que “habrá emisión monetaria porque las compras de dólares se hacen contra pesos”. Ese es un elemento que puede presionar sobre la inflación y sobre el tipo de cambio.
El análisis sostiene que “el BCRA actúa, pero no se convierte en demandante dominante, por lo que no debería fijar precios muy estrictos y va a acompañar flujos sin distorsionar señales”. Eso lo ayudaría a evitar los riesgos mencionados.
Así, más allá del riesgo inflacionario, señalaron que “la incógnita no está en el diseño, sino en el timing y la persistencia”.
Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra, apunta en ese sentido que, “si el Gobierno compra en 2026 en un contexto de remonetización sin esterilizarlo, no es tan inflacionario, no obstante, aún hay incertidumbre por lo que pueda pasar”.
Menciona que, si llega a haber alguna reversión del ingreso de capitales y dado que después de la cosecha gruesa pueden aparecer presiones, sumado a que si el dólar llega al techo de la banda, no va a poder comprar y se puede complicar el escenario.
“Muchas variables exógenas pueden llevar al tipo de cambio muy cerca del techo de la banda y hay que ver si es compatible con la compra de reservas. Un shock externo puede complicar el esquema”, dice Sigaut Gravina.
Desde el equipo de Research de Puente señalan que “todavía quedan algunas cosas para ver, en particular, el modo de ejecución”. Advieten que,por diseño, la compra de reservas estará limitado por el volumen de operaciones en el mercado de cambio (que debería aumentar a medida que se liberen las restricciones cambiarias), por el incremento de la demanda de dinero, y por el nivel de las bandas.
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