El viejo debate sobre si Bitcoin (BTC) es realmente "oro digital" vuelve al centro de la escena por estos días. Los datos más recientes muestran que la relación estadística entre ambos activos se diluye hasta casi rozar el nivel cero, especialmente en el horizonte de un año. En otras palabras, los movimientos de uno ya no anticipan ni explican los del otro. Los últimos datos revelan que la correlación a 30 días entre oro y BTC es de 0,11, a 90 días de -0,09, y en el promedio de 365 días cae a 0,026. Este nivel implica que sus retornos se comportan, en gran medida, de forma independiente, lo que desmontaría buena parte del relato de que BTC replica el comportamiento del metal precioso. Un informe de Buenbit señala al respecto que, este año, hasta el viernes pasado, el claro ganador es el oro. El metal subió más de 33%, triplicó el rendimiento del Nasdaq 100 y casi duplica el de BTC. La relación BTC-XAU (cuántas onzas de oro compra un BTC) cayó de 40, en diciembre a 31,2, lo que muestra que el metal le robó el protagonismo al criptoactivo. El trasfondo es claro: "Rendimientos de bonos soberanos en retroceso, niveles de deuda históricamente altos y temor persistente a inflación estructural. Estos factores volvieron a ubicar al oro como reserva de valor y refuerzan un patrón que se repite cada vez que el sistema financiero global muestra fatiga", señalaron desde Buenbit. Técnicamente, la relación BTC-XAU consolida desde 2017 dentro de un amplio triángulo ascendente. Los retrocesos previos -84% en 2019, 75% en 2020, 78% en 2022- limpiaron posiciones antes de nuevos máximos. La corrección actual, cercana al 25%, "es moderada en términos históricos y sugiere fortaleza de fondo. El patrón apunta a un potencial quiebre alcista hacia fines del cuarto trimestre o comienzos de 2026, lo que mantiene vivo el argumento de largo plazo de que BTC superará de forma sostenida al oro", sostiene el documento. Y es que el oro sigue atado a factores clásicos: debilidad del dólar, inflación y tensiones geopolíticas. Su reciente salto a u$s$ 3578 responde a ese cóctel, sumado a un renovado apetito de los bancos centrales por acumular reservas físicas. En cambio, Bitcoin se ha vuelto cada vez más sensible a la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). Con el mercado a la espera de la reunión de este mes, el BTC permanece en una franja lateral, como si los inversores retuvieran movimientos hasta que haya definiciones sobre tasas. Carolina Gama, Country Manager de Bitget en Argentina, comentó en declaraciones a El Cronista que, este es un debate recurrente en el mercado cripto y "aún no hay consenso sobre la relación entre Bitcoin y el oro". Sin embargo, aseguro que, al analizar los datos más recientes, es claro que "la correlación entre ambos activos se acerca a cero, especialmente en el horizonte de un año, lo que sugiere que hoy sus movimientos son, en gran medida, independientes". Para Gama, esto refuerza la idea de que Bitcoin "ya no se comporta de manera consistente como oro digital". Por su parte, el metal amarillo continúa influenciado por factores como "la debilidad del dólar, la inflación y las incertidumbres geopolíticas, mientras que Bitcoin ha pasado a reaccionar más directamente a la política monetaria y a las decisiones de la Fed", aseguró. Aun así, históricamente, los récords en el precio del oro suelen ser seguidos por movimientos de valorización de BTC en los meses posteriores. El oro alcanzó nuevos máximos en los últimos días, y puede que, cuando este movimiento pierda fuerza, Bitcoin inicie un nuevo ciclo alcista. "Naturalmente, en un mercado tan volátil como el de cripto, siempre es difícil hacer proyecciones, pero en un escenario macroeconómico favorable, no sería imposible ver al BTC acercarse al margen de los u$s130.000 hacia finales de año", deslizó Gama. Sucede que, en un escenario de tasas a la baja y sin shocks de liquidez, Bitcoin podría volver a marcar nuevos máximos históricos. Por su escasez absoluta y bajo crecimiento de oferta frente a las monedas fiduciarias, Bitcoin puede ser el mejor barómetro de la dilución monetaria global que transcurre.