Empresas y provincias salieron en bloque al mercado internacional tras las elecciones y, en apenas 45 días, lograron colocar cerca de u$s 7000 millones.
El dato no es menor. Después de años de acceso intermitente y ventanas cerradas, el crédito externo volvió a abrirse, aunque sea con condiciones, para emisores argentinos que hasta hace poco estaban directamente fuera del radar global.
Y es que el mercado empezó a diferenciar ciertos riesgos. Mientras el soberano todavía camina por la cornisa del riesgo país, el sector corporativo y algunas provincias lograron capitalizar expectativas de mayor previsibilidad macro, menor intervención y un sendero fiscal más ordenado. Así, el crédito volvió primero donde el repago es más creíble y la caja está más clara.
Una oportunidad para la Argentina
Esta reapertura parcial funciona, además, como un termómetro adelantado de algo más grande. La vuelta definitiva a los mercados internacionales aparece como la llave maestra para afrontar los vencimientos en dólares que se acumulan durante el mandato de Javier Milei.
La agenda es pesada con más de u$s 12.000 millones en 2026 entre compromisos privados y pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI), y un salto a u$s 19.000 millones en 2027. Sin acceso sostenido al financiamiento, la aritmética empieza a crujir.
Por ahora, el mercado concede tiempo, y la pregunta es cómo seguirá 2026 para las empresas, provincias y soberano. A priori, para los expertos, el próximo año luce bastante favorable, aunque con algunas advertencias que podrían hacer que la ventana se cierre más rápido de lo pensado.
Hay apetito por el riesgo argentino, y en ese escenario, provincias como Chubut, Entre Ríos, Neuquén y Mendoza serán las próximas interesadas en salir al mercado.

El mercado vuelve a mirar a la Argentina
Emanuel Juárez, analista de mercados de HFM, señaló en diálogo con El Cronista que, en las últimas semanas empresas y provincias argentinas lograron emitir cerca de u$s 7.000 millones en apenas 45 días, un dato que marca la reapertura de una ventana de oportunidad, “habilitada por un contexto financiero más favorable y una mejora en la percepción de riesgo”.
Para el experto, el mercado volvió a mirar a la Argentina, aunque lo hace con “cautela y privilegiando plazos cortos”.
De cara 2026, aseguró Juárez, el acceso al financiamiento externo podría mantenerse siempre que se sostengan la disciplina fiscal, la estabilidad macroeconómica y una señal clara de continuidad del programa económico.
“Esa ventana, sin embargo, no es permanente: puede cerrarse rápidamente ante ruido político, desvíos en las cuentas públicas o un deterioro del escenario financiero internacional, en particular si repuntan las tasas globales o aumenta la aversión al riesgo”, indicó.
Juárez remarcó que este ingreso de capital tiene un impacto positivo en el mercado de capitales local, ya que mejora la liquidez, reduce tensiones financieras y permite a empresas y provincias refinanciar vencimientos sin recargar al mercado doméstico.
En el corto plazo, además, contribuye a aliviar la presión sobre el dólar, dado que parte de esos fondos ingresan al sistema y mejoran las expectativas. “El desafío, hacia adelante, es que ese flujo se traduzca en inversión y crecimiento y no quede solo como un parche de liquidez”, opinó.
Gastón Lentini, asesor de inversiones, también se expresó en ese sentido. “De cara a 2026, el panorama de vencimientos luce más ordenado que un año atrás, aunque todavía exige gestión fina”, explicó.
Para el estratega, el Estado enfrenta pagos por unos u$s 8.000 millones entre bonos globales y bonares, a los que se suman otros u$s 14.000 millones correspondientes a distintos organismos. “La foto es claramente mejor que la de hace un año, pero el trabajo no está terminado”, lanzó.
Para Lentini, si el Gobierno logra sostener el clima de calma macro que se transita por estos meses, debería empezar a naturalizarse que empresas y provincias extiendan el acceso al mercado con “deuda buena”, es decir, financiamiento destinado a infraestructura como rutas, puentes, calles, cloacas, “y no a cubrir gastos corrientes o pagar aguinaldos. Ese cambio de lógica es clave para consolidar credibilidad”.
El efecto es un círculo virtuoso, aseguró Lentini: “Más confianza habilita a los inversores a volver a prestarle al sector público y, en paralelo, allana el camino para que hacia abril o mayo, con la liquidación de la cosecha gruesa, “el Gobierno avance en el desarme definitivo del cepo, pues cabe recordar que las empresas aún operan con restricciones”.
Si el modelo mantiene el equilibrio macro y político, “esa ventana de financiamiento podría permanecer abierta mucho más tiempo del que la Argentina estuvo acostumbrada a lo largo de este siglo”, concluyó Lentini.
Lentini: “Si el Gobierno logra sostener el clima de calma macro debería empezar a naturalizarse que empresas y provincias extiendan el acceso al mercado”.
Menos riesgo país, más emisores
Con el nuevo plan oficial de acumulación de reservas el riesgo país podría haber encontrado un nuevo catalizador para retomar la compresión.
Sergio González, Head de Asset Management en Cohen, sostuvo que, a medida que el indicador baje, provincias y empresas deberían poder acercarse con mayor fluidez a los mercados de capitales, incluso con la aparición de nuevos emisores y distritos que no tienen una tradición habitual de financiamiento externo.
Para González, ese es el escenario base, pero “siempre condicionado a que continúe la compresión del riesgo soberano y a cómo termine de jugar esta nueva normativa, que a priori apunta a reducir el riesgo país y a favorecer la acumulación de dólares, aunque no esté exenta de costos”, comentó el estratega.
El principal interrogante, para el experto en deuda soberana, es qué podría interrumpir esta racha positiva. “Por el lado externo, un shock internacional sería el factor más relevante: por ejemplo, que la Reserva Federal (Fed), en lugar de avanzar con bajas de tasas, se vea forzada a subirlas, o que los pronósticos actuales —que anticipan mayor crecimiento y menor inflación— terminen por ser errados. “Ese cambio de escenario podría frenar rápidamente el apetito por riesgo”, aseguró.
En el plano doméstico, los riesgos propios de la Argentina hoy parecen algo más diluidos, analizó González. “A medida que se materialicen las reformas que impulsa el Gobierno, la vuelta al mercado de capitales debería darse con mayor fluidez, más profundidad y una base de emisores más amplia.
En ese marco, 2026 aparece, a priori, con fundamentos sólidos para que este clima favorable se sostenga”, concluyó.
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