En lo que va del año, el dólar a nivel global se desinfla a un ritmo no visto en medio siglo. El índice DXY, que mide su valor frente a una canasta de monedas, ya cayó cerca de un 10%, y para el Bank of America (BofA) se trata del peor primer semestre para el billete verde desde 1973. Esta debilidad histórica abrió una ventana única para que países como la Argentina acumularan reservas. Pero, según analistas, el momento se dejó pasar: "Fue la única oportunidad global real para sumar divisas, y se desaprovechó", dicen. La abrupta depreciación del dólar encendió alarmas en los mercados globales y obligó al propio gobierno estadounidense a salir al cruce de las especulaciones sobre el futuro de su hegemonía monetaria. Como suele ocurrir con los temas más delicados de la administración Trump, fue el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien intentó calmar las aguas y desestimó que la reciente caída del dólar comprometa su rol central como moneda de reserva global. Sin embargo, el panorama no luce favorable. En su último informe sobre la divisa estadounidense, Morgan Stanley sentenció: "Pronosticamos que el dólar estadounidense (USD) continuará su depreciación en lo que resta del año, impulsado tanto por factores fundamentales como técnicos". Dentro de lo que el banco de Wall Street llama "fundamentales" se encuentra la convergencia del crecimiento económico y las tasas de interés en EE. UU. respecto al resto del mundo que presionan el billete a la baja, "mientras que el aumento de las coberturas cambiarias (FX hedging) y los debates persistentes sobre su rol como activo refugio incrementan el descuento del dólar respecto a su valor justo", dice el documento. Para Morgan Stanley, "la debilidad del dólar debería ser más pronunciada frente a otras monedas consideradas refugio como el euro (EUR), el yen japonés (JPY) y, en menor medida, la libra esterlina (GBP) y el franco suizo (CHF)". Sobre las monedas emergentes escribió: "También deberían registrar avances modestos, destacándose en particular el peso chileno (CLP), la lira turca (TRY), la libra egipcia (EGP), el baht tailandés (THB) y el dólar de Singapur (SGD)". Pablo Repetto, jefe de Research en Aurum Valores, explicó en diálogo con El Cronista que la debilidad global del dólar contribuyó a mejorar el tipo de cambio real, que "se había apreciado de manera excesiva hasta enero". Sin embargo, advirtió que la estrategia del Gobierno de mantener un peso artificialmente fuerte -al evitar comprar divisas e incluso desprenderse de ellas hasta mediados de abril- impidió aprovechar un contexto excepcional. "En un período muy propicio para la acumulación de reservas, tanto por la caída del dólar como por la mayor oferta de divisas del agro, se desperdició una oportunidad muy valiosa, probablemente por haber subordinado todo al objetivo de bajar la inflación, que además no sería en la magnitud que el Gobierno buscaba", asegura. El economista Federico Glustein coincide con Repetto, pero agrega que el fortalecimiento del real en Brasil, junto con el proceso de desinflación en la Argentina y el sostenimiento del dólar oficial mediante intervenciones indirectas, "genera la percepción de que la moneda local está barata". Para el especialista, este contexto dificulta la acumulación de reservas, al tiempo que se observa un aumento de las importaciones y una mayor demanda estacional de divisas, tanto para ahorro como para turismo. A esto se suma una tasa de devaluación promedio del 2,8% mensual, que se ubica por encima de la inflación. Todo ello alimenta la expectativa de que, en el corto plazo, las cotizaciones seguirán al alza, dice. En este contexto, Glustein dice que "se perdió una oportunidad clave: el único momento en el que, a nivel global, se podía aprovechar la debilidad del dólar para acumular reservas fue desaprovechado. Es como si el efecto de la caída del dólar no hubiera tenido impacto en la dinámica interna argentina, que históricamente muestra una fuerte dependencia de la moneda estadounidense, independientemente del contexto externo", concluye. Por último, con relación al comportamiento del dólar a nivel global, Morgan Stanley advierte que la abrupta caída de la divisa este año sorprendió a una buena parte del mercado. "Muchos inversores creen que el dólar ya tocó su piso. Nosotros no compartimos esa visión", sentencia la entidad.