La emisión de Obligaciones Negociables (ON) en dólares por parte del sector privado argentino alcanzó en 2024 su mayor nivel en al menos una década, impulsada por el blanqueo principalmente, pero, en los primeros seis meses de 2025, la tendencia se mantiene, incluso pese a algunos incumplimientos que se dieron en el sector del agro, y el volumen superó en ese lapco el total de cualquier año entre 2015 y 2022, lo que anticipa que este puede ser otro año récord. De acuerdo con datos privados, en los últimos 12 meses, las empresas locales colocaron deuda por u$s 18.625 millones, un volumen inédito en al menos una década que, en gran parte, tal como se dijo, se explica sobre todo por el ingreso de divisas que generó el blanqueo. Según datos de la Comisión Nacional de Valores (CNV) procesados por Econviews, las colocaciones superaron los u$s 10.000 millones en 2024, lo que duplicó con holgura los volúmenes de 2023 y triplicó el promedio anual de los últimos 10 años. Ese crecimiento fue liderado por el sector energético, que explicó una porción sustancial del salto observado el año pasado y mantiene su protagonismo en el primer semestre de 2025. Este dinamismo responde tanto a necesidades de fondeo para infraestructura como a una mejora en las condiciones de acceso al mercado de capitales, en un contexto de expectativas más favorables sobre la macroeconomía y el tipo de cambio. Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores, afirma en diálogo con El Cronista que, a pesar del fuerte auge que ha tenido este activo, "todavía persiste un marcado apetito por estos instrumentos, que probaron ser considerablemente menos volátiles que los bonos soberanos". El especialista señala que, "si bien algunos sectores de la deuda corporativa atravesaron episodios negativos, el posicionamiento de los inversores en compañías sólidas del sector energético, con historial de buen desempeño, contribuye a sostener esta dinámica positiva". Según Repetto, las necesidades de financiamiento en el sector se mantienen elevadas para poder desplegar su potencial, por lo que anticipa que las emisiones continuarán y contarán con una demanda sostenida. El renovado dinamismo del mercado de ONs no es fortuito. Según explica Econviews, tras la desaceleración vista en marzo y abril, provocada por las dudas sobre el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las emisiones retomaron un sendero de crecimiento que se apalanca en dos pilares centrales: el ingreso de divisas que generó el blanqueo y la normativa del Banco Central (BCRA) que habilita a las entidades financieras a prestar dólares provenientes de ON, lo que amplió el espectro de demanda para este tipo de instrumentos. El dato más elocuente del ciclo actual es la dolarización de las emisiones. Según la consultora, el 81,4% de las ON emitidas en el último año fue en moneda extranjera, lo que contrasta fuertemente con el perfil predominante en los ciclos 2022/2023, donde los instrumentos en pesos y dólar linked eran mayoría. Este viraje reflejaría tanto el apetito de los inversores por cobertura como la necesidad de las empresas de hacerse de divisas a tasas más competitivas que las disponibles en el circuito financiero internacional, del cual el sector público sigue prácticamente excluido. El documento además sostiene que la tasa promedio de colocación en dólares se ubicó en junio en 8,2%, en alza respecto al 7,6% de mayo y al 5,2% de abril. Aunque la tendencia muestra un suave repunte, es una tasa históricamente baja para el universo de emisores de mayor peso, lo que da cuenta de una demanda sólida. El sector energético lidera ampliamente las emisiones, con YPF a la cabeza, seguida por Pampa Energía, Vista, Pluspetrol y Pan American Energy (PAE). Para Econviews, se trata de compañías que necesitan fondeo para inversiones intensivas en capital y que, además, se benefician del esquema de libre disponibilidad parcial de divisas por exportación. El sector financiero ocupa el segundo lugar, con los grandes bancos privados locales -Galicia, Macro, Supervielle y BBVA- que profundizaron el uso de ON como fuente de fondeo alternativo, a medida que los depósitos en dólares pierden peso en su estructura de balance. En tercer lugar, se ubica el sector de servicios, con Telecom como emisor relevante. Otros sectores como real estate, agro, industria y retail explican apenas un 5% del total emitido. Otro fenómeno que destaca la consultora de Miguel Ángel Kiguel es la extensión de los plazos. Las ON en dólares se colocan a un promedio de más de cinco años (60 meses), lo que implica el doble del horizonte observado hace dos años. "Este alargamiento en los vencimientos es un claro indicio de una mayor confianza por parte del mercado y de una estrategia empresarial orientada a financiar inversiones estructurales de largo plazo", dice el informe. Desde el punto de vista macroeconómico, las emisiones de ON también esbozan un impacto directo sobre el mercado de cambios. Según datos del BCRA, en lo que va del año ingresaron al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) u$s 4826 millones netos por colocaciones de deuda corporativa, lo que permitió moderar la presión sobre el tipo de cambio oficial y reforzar las reservas sin que el Tesoro recurra a endeudamiento externo, concluye la citada consultora.