La historia de Jonatan Loidi, CEO de una de las consultoras más grandes de Argentina y Latinoamérica, conferencista internacional reconocido por sus experiencias educativas de alto impacto en todo el mundo y autor de nueve libros, es excepcional porque logra combinar una intensa carrera profesional con el deporte y la solidaridad.

Tras donar íntegramente las ganancias de su libro ADN Financiero a la Fundación Ludovica y haber recaudado casi 40 mil dólares corriendo los 100 km del Sahara, Loidi se prepara para un nuevo desafío: la Maratón Original de Atenas, donde cada kilómetro recorrido se convertirá en ayuda concreta para quienes más lo necesitan, bajo la consigna “Un kilómetro, una ayuda”.

Entrevista a Jonatan Loidi

—¿Cómo nació la idea de estas acciones solidarias?

Durante mucho tiempo me iba muy bien profesionalmente, me invitaban a dar notas y opinar sobre la realidad del país. Pero muchas veces, detrás de esas entrevistas, veía una Argentina muy dura, con pobreza y necesidad. Todos debatíamos sobre cómo resolverlo, pero al final del día nadie hacía nada concreto.

Eso empezó a generarme una sensación rara. Sentía que no podía quedarme solo en las palabras, y que debía hacer algo más tangible. Así nació la idea de donar el valor de tapa de mi libro ADN Financiero a la Fundación Ludovica. Después vino el desafío del Sahara, y ahora Atenas, con esta campaña que me emociona profundamente.

—¿Cómo decidís a quién ayudar?

Fue natural. Yo soy de La Plata, y mi mamá fue médica en el Hospital de Niños, el más grande de la provincia. Es un lugar que necesita de todo, y tengo un vínculo muy afectivo con él.

Hace unos años conocí la Fundación Ludovica, un hogar que brinda alojamiento gratuito a madres y padres que deben acompañar a sus hijos en tratamientos prolongados, muchos por cáncer. Lo que hacen es impresionante: dan contención, amor y dignidad a familias que están viviendo momentos muy difíciles.

Desde entonces, todo lo que hago tiene destino en esa fundación. Los admiro profundamente.

—¿Por qué creés que muchas personas quieren ayudar pero pocas lo hacen?

Argentina es un país solidario, pero muchas veces la gente no sabe cómo ayudar o no confía en los canales. Cuando aparecen proyectos claros, la mayoría apoya.

De todos modos, debo reconocer que a veces me he desilusionado. Hay gente con recursos que no se suma, o lo hace con muy poco. Pero aprendí que no hay que detenerse en eso. Cada aporte, por pequeño que sea, suma. Y sobre todo, inspira. Lo importante es hacer, no quedarse en la intención.

—¿Cómo hacés para equilibrar tu vida profesional con el entrenamiento?

Empecé a correr por necesidad, como una forma de descomprimir. Mi agenda es muy intensa, entre conferencias, viajes y proyectos, pero el running se transformó en mi espacio personal.

No soy un maratonista profesional; lo tomo como una excusa para mantenerme activo y enfocado. Tengo una frase que me acompaña: “Lo que uso para bajar el estrés, no me puede generar estrés.”

Corro cuando puedo, donde puedo. Elijo el running porque solo necesito un par de zapatillas. Además, es un momento muy creativo: muchas ideas nacen corriendo. Es una forma de desconectarme del celular, del ruido, y conectar conmigo mismo.

—¿Cómo te preparás para esta maratón en particular?

No llego con la preparación que me gustaría, pero tengo una base sólida. No busco tiempos ni récords, solo llegar.

La Maratón de Atenas es especial: es el recorrido original, desde Maratonas hasta Atenas, con 42 kilómetros y casi 25 de pendiente positiva. Es una carrera muy dura, comparable a una de montaña.

Mi foco está en mantener la cabeza fresca, disfrutar el camino y, si algo no sale como espero, saber parar. No corro para ganar, corro para ayudar.

—¿Cómo funciona la campaña “Un kilómetro, una ayuda”?

Es muy simple. Cada persona o empresa se compromete a donar una suma por cada kilómetro que yo complete: desde $1.500 por kilómetro para particulares y desde $10.000 para empresas.

Si logro terminar los 42 kilómetros, se multiplica el monto por la distancia total.

Todo está auditado por la Fundación Ludovica: los donantes completan una planilla, la fundación los contacta al finalizar, emite las facturas y recibe directamente las donaciones. Yo no toco el dinero. Es un proceso 100% transparente.

—¿Qué apoyo has recibido hasta ahora?

El viaje lo financio personalmente, aprovechando una gira de conferencias en Europa —incluso una en el Vaticano—, y nada de lo recaudado cubre mis gastos.

Muchas empresas se sumaron, y eso me emociona. Cada apoyo significa que más familias tendrán una mejor estadía durante un momento difícil. Yo también aportaré una suma personal al finalizar, porque creo que liderar con el ejemplo es la mejor forma de inspirar.

Correr para llegar más lejos, pero también para acercarse más a los demás

Más allá de su título de CEO, escritor o conferencista internacional, Jonatan Loidi parece haber entendido que el verdadero liderazgo no se mide solo en resultados, sino en impacto humano.

En tiempos donde el éxito suele asociarse a lo material, Loidi demuestra que también puede medirse en kilómetros, en actos concretos y en gestos que dejan huella.

Quizás por eso su proyecto “Un kilómetro, una ayuda” no sea solo una iniciativa solidaria: es una metáfora perfecta de su filosofía de vida.

Correr para llegar más lejos, pero también para acercarse más a los demás.