

Durante más de un siglo, cada mañana fue igual para María Branyas Morera: la mujer abría un yogur de la misma marca y lo comía despacio. Ese gesto sencillo, repetido día tras día, puede haber sido uno de los pilares de su longevidad récord.
Cuando Morera falleció en 2024 a los 117 años y 168 días, no solo ostentaba el título de persona más longeva del mundo, sino que dejó un legado científico que hoy tiene a miles de personas buscando ese mismo yogur.
El yogur que todos buscan: La Fageda
El hallazgo desató una ola de interés internacional. Branyas consumía diariamente yogures de La Fageda, una marca catalana producida en la Garrotxa.
Tras conocerse los resultados de la investigación publicada en Cell Reports Medicine, la empresa comenzó a recibir llamadas desde el Reino Unido de personas interesadas en comprar o distribuir sus productos, según confirmó la directora de la compañía en SER.

Pero el hábito de María era aún más intenso de lo que se pensaba: consumía hasta tres yogures diarios de esta marca. ¿Qué tiene de especial? La Fageda elabora sus yogures con leche de granja propia y utiliza un proceso de fermentación diseñado para mantener vivas las bacterias beneficiosas hasta el final de la vida útil del producto. Además, la empresa es reconocida por su importante labor social.
El secreto científico: una microbiota "casi juvenil"
El análisis de la microbiota intestinal de Branyas reveló algo extraordinario: a pesar de su edad avanzada, su microbioma era "casi juvenil". Las muestras mostraron una abundancia inusual de Bifidobacterium, bacterias probióticas que suelen disminuir con los años y que son fundamentales para reducir la inflamación y mejorar la salud metabólica.
Los investigadores del Instituto Josep Carreras, liderados por Manel Esteller, señalaron que el consumo regular de yogur pudo contribuir significativamente a este equilibrio. Sin embargo, son cautelosos: "No se puede confirmar que solo el yogur explique su longevidad, aunque probablemente moduló su microbioma", advierte el estudio.

Un rompecabezas genético excepcional
La longevidad de María Branyas no se explica solo por el yogur. Su biología escondía múltiples factores favorables:
Genética privilegiada
Portaba variantes genéticas que la protegieron de la demencia, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Incluso sus telómeros -las estructuras que se desgastan con cada división celular- estaban muy cortos, algo que paradójicamente pudo convertirse en un escudo protector contra los tumores.
Un reloj biológico detenido
Su edad epigenética revelaba que, biológicamente, era hasta dos décadas más joven que su edad cronológica. Su sistema inmune seguía enérgico y su metabolismo del colesterol era envidiable.
Los hábitos que marcaron la diferencia
Más allá de la genética y el yogur, María Branyas construyó su longevidad con decisiones conscientes:
- Dieta mediterránea completa y balanceada.
- Batido matutino de ocho cereales cada día.
- Nunca fumó ni bebió alcohol.
- Caminata diaria hasta edad muy avanzada.
- Intensa vida social que mantuvo activa su mente.
Su resistencia era legendaria: sobrevivió a dos guerras mundiales, la guerra civil española, la gripe española y, sorprendentemente, se recuperó del Covid-19 cuando tenía 113 años.
¿Se puede replicar la longevidad de María?
El equipo de Manel Esteller cree que este caso puede abrir caminos revolucionarios en medicina.
El estudio apunta a la posibilidad de desarrollar terapias que imiten los efectos de los "buenos genes" o de un microbioma rejuvenecido. Incluso se menciona el potencial de crear fármacos que repliquen los beneficios de una flora intestinal saludable.
Las voces críticas de la ciencia
No todos los expertos comparten el entusiasmo. La genetista Immaculata De Vivo, de Harvard, advierte sobre los riesgos de extrapolar desde un único caso: "La longevidad depende de probabilidades, no de absolutos".
Mary Armanios, oncóloga de Johns Hopkins, añade otra capa de complejidad: los genes asociados a larga vida no siempre predicen el futuro de manera uniforme. Lo que resulta ventajoso en algunas personas puede no serlo en otras. Además, señala que la desigualdad social introduce diferencias de hasta 20 años en la esperanza de vida.

¿Vale la pena buscar ese yogur?
La historia de María Branyas demuestra, como tituló The Guardian, que envejecer no tiene por qué significar enfermar. Su longevidad parece ser el resultado de un delicado equilibrio entre:
- Genética resiliente.
- Hábitos saludables sostenidos.
- Entorno social positivo.
- Microbiota intestinal favorable (posiblemente influenciada por el yogur).
Aunque el yogur La Fageda no es una fórmula mágica de inmortalidad, la ciencia confirma que el consumo regular de probióticos de calidad puede contribuir significativamente a la salud intestinal, y esta, a su vez, influye en la salud general y el envejecimiento.
Más Videos

















