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Cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón, una fecha clave para reflexionar sobre los hábitos que impactan en la salud cardiovascular.

En un contexto donde las enfermedades del corazón siguen siendo la principal causa de muerte a nivel global, es fundamental revisar no solo lo que comemos, sino también lo que tomamos.

Día Mundial del Corazón: el sodio, un enemigo silencioso

La hipertensión arterial afecta al 36,3% de la población adulta en Argentina, según el Consenso Argentino de Hipertensión Arterial 2025. Esta condición, muchas veces silenciosa, es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.

A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que estas patologías causan cerca de 19,8 millones de muertes al año, lo que representa el 32% de los fallecimientos globales.

Reducir el consumo de sodio es una de las estrategias más efectivas para prevenir la hipertensión. Por lo tanto, la OMS recomienda no superar los 2 gramos de sodio diarios en adultos.

Sin embargo, esta recomendación suele enfocarse en los alimentos, dejando de lado una fuente menos evidente: el agua.

¿Qué agua estamos tomando y cómo afecta a la salud cardiovascular?

Aunque suele pasar desapercibido, el agua también puede aportar sodio en cantidades significativas. Algunas aguas envasadas disponibles en el mercado superan los 100 mg de sodio por litro, lo que puede comprometer los esfuerzos por reducir la ingesta total de este mineral.

La Dra. Carolina Arriva, médica especialista en Cardiología, advierte al respecto: "Cuando hablamos de reducir el sodio en la dieta, la mayoría piensa en la sal o en alimentos procesados. Sin embargo, el agua también puede ser una fuente inadvertida de sodio que dificulta el control de la presión arterial".

En este sentido, elegir aguas con bajo contenido de sodio se vuelve una decisión clave para quienes buscan cuidar su salud cardiovascular.

Opciones como las aguas bajo en sodio, que contiene menos de 7 mg por litro, representan una alternativa alineada con las recomendaciones médicas. Estas aguas cuentan con el respaldo de la Sociedad Argentina de Cardiología.

La mejor opción para personas con hipertensión, insuficiencia cardíaca y enfermedad renal

Incorporar aguas bajas en sodio a la rutina diaria es una acción sencilla que puede tener un gran impacto. Para personas con hipertensión, insuficiencia cardíaca o enfermedad renal, esta elección puede ser clave.

Además, revisar el etiquetado nutricional de las aguas y promover su uso debería formar parte de las estrategias de prevención en salud pública. Este cambio suma en la construcción de una vida más saludable.