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París fue escenario de un hallazgo que reaviva la figura de uno de los personajes más emblemáticos de la historia europea. Se trata de la espada personal de Napoleón Bonaparte, desaparecida durante más de dos siglos y recientemente subastada por la casa Giquello por 4,7 millones de euros.

El sable, encargado en 1802 a Nicolas Noël Boutet, no solo acompañó a Napoleón en su ascenso, sino que se transformó en un emblema de su poder. Tras su caída en Waterloo, el arma fue entregada a Emmanuel de Grouchy, y desde entonces permaneció resguardada por sus descendientes durante más de 200 años.

¿Dónde reapareció la espada de Napoleón?

La subasta se llevó a cabo el jueves 22 de mayo en el Hôtel Drouot de París. Aunque la pieza estaba valuada entre 700.000 y 1 millón de euros, el interés por el sable superó todas las expectativas y fue vendido por 4,66 millones de euros.

Con esta cifra, el arma rozó el récord mundial alcanzado en 2007 por otro sable de Napoleón, el utilizado en la batalla de Marengo, que fue adquirido por 4,8 millones de euros.

Sable de Napoleón valuado en 4,7 millones de euros. (EFE)
Sable de Napoleón valuado en 4,7 millones de euros. (EFE)

Ahora, el sable vendido por Giquello se suma al selecto grupo de artefactos napoleónicos más valiosos de la historia. Existe una segunda versión de esta espada, idéntica y también encargada por Napoleón, que actualmente se conserva en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, Rusia.

¿Quién fue Napoleón?

Napoleón Bonaparte fue uno de los líderes más influyentes de la historia moderna. Nacido en la isla de Córcega, su figura se consolidó durante la Revolución Francesa, primero como general y luego como Primer Cónsul.

En 1804, se coronó a sí mismo emperador de Francia y extendió su influencia por gran parte de Europa a través de las Guerras Napoleónicas. Además de sus hazañas militares, su legado perdura en el ámbito legal con la instauración del Código Napoleónico, que sentó las bases del derecho civil moderno.

Sin embargo, su imperio comenzó a desmoronarse tras fracasos como la invasión a Rusia y la derrota en la batalla de Leipzig. Finalmente, en 1815, fue vencido en Waterloo y exiliado a la isla de Santa Elena, donde falleció seis años después.