

Pasar la sal de mano en mano es una costumbre que muchas personas evitan, y aunque parece un simple detalle, tiene un origen con una importante carga histórica. Según la tradición popular, entregar la sal directamente a otra persona atrae la mala suerte o puede generar discusiones y distanciamiento.
Esta creencia proviene de tiempos antiguos, cuando la sal era un producto muy valioso y que se utilizaba, en muchos casos, como método de pago. En la antigüedad, la sal se usaba para conservar alimentos y sellar pactos entre personas o comunidades y si se echaba a perder, podía tomarse como una falta de respeto.
Por qué la sal no se pasa de mano en mano
El valor de la sal es muy antiguo e históricamente ha tenido un poder significativo en muchas civilizaciones. Por tal motivo, romper los envases o malgastarla en su uso se interpretaba como una ofensa o una señal de traición, y si alguien la derramaba se creía que el vínculo podía romperse o que los acuerdos no tendrían efecto alguno.

En este mismo sentido, muchas culturas adoptaron la costumbre de no pasar la sal directamente de mano a mano, sino dejarla sobre la mesa para que el otro la tome y no se pierda nada en el camino.
Esto, por su parte, se ha mantenido con el correr del tiempo y si bien el inicio de esta tradición popular estuvo ligado a los negocios e intercambios de productos, actualmente existen corrientes que entienden a la sal como un transporte de energía y si se pasa de mano en mano, podría darse un intercambio que no siempre sea positivo.
El secreto oculto de por qué no hay que pasar la sal de mano en mano
El "secreto" detrás de la creencia y tradición de no pasar la sal de una mano a la otra va más allá de la suerte o los negocios como se hizo en la Edad Media, cuando era considerada como un elemento poderoso y protector.

En este aspecto, varias culturas utilizaron la sal de manera ancestral para limpiar energías negativas, purificar ambientes y atraer prosperidad debido a estar relacionada con la conexión con la estabilidad y la pureza. Esto hizo que cualquier mal uso se asociara con consecuencias espirituales o emocionales que traían mala suerte.
La relación de la sal con las energías positivas
En prácticas espirituales, se cree que la sal estabiliza las emociones y protege los vínculos humanos. Por eso, colocar un pequeño recipiente con sal en una esquina de la casa o cerca de la entrada se considera una manera de conservar la paz y evitar conflictos.
El "secreto oculto" detrás de no pasar la sal de mano en mano radica en esta conexión con la energía. No se trata solo de evitar la mala suerte, sino de mantener el flujo energético limpio y equilibrado.













