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Una fábrica emblemática de golosinas del conurbano bonaerense enfrenta un cierre por medidas de fuerza y suspende la producción por tiempo indeterminado de uno de los caramelos más populares del país.

Lipo S.A., con más de cinco décadas de historia en la industria alimentaria, atraviesa una grave crisis que deja a más de 100 trabajadores en conflicto queda en crisis una marca que marcó a generaciones de argentinos.

La empresa, fundada en 1969, supo exportar productos a todo el Mercosur, Asia y Europa. En sus mejores épocas, llegó a producir dos millones de caramelos diarios, muchos de los cuales formaban parte del recuerdo de varias generaciones de argentinos.

Caramelos Lipo
Caramelos Lipo

Conflicto salarial y denuncias de vaciamiento

Los empleados denuncian que no cobran sus sueldos desde abril y que la fábrica está prácticamente paralizada. Según relataron, al presentarse en sus puestos de trabajo se encontraron con máquinas apagadas y sin materia prima para continuar la producción.

El dueño de la firma, Osvaldo Iglesias, ofreció pagar los salarios con un descuento del 40%, argumentando que los días no trabajados se debieron a la falta de insumos. La propuesta fue rechazada por el personal, que exige el pago completo.

En paralelo, trabajadores señalan maniobras empresariales para trasladar parte del personal a una nueva planta en Ezeiza y denuncian despidos encubiertos. La producción también se redujo drásticamente: de 2 millones a solo 400 mil caramelos por día.

Una marca que marcó a generaciones

Lipo fue proveedora de grandes cadenas como Carrefour y sus productos llegaron a kioscos, supermercados y distribuidores de todo el país. Además de caramelos, también elaboraba galletitas y otros productos de confitería industrial.

Hoy, la fábrica de Lanús muestra signos de abandono. Las versiones indican que la compañía podría operar únicamente desde suplanta en Ezeiza, aunque el futuro de sus empleados y de sus clásicos productos sigue siendo incierto.

El Gobierno planea prohibir colorantes en golosinas: ¿afectará a la industria?

En paralelo, el Gobierno de Javier Milei prepara una reforma radical en la industria alimenticia, busca prohibir el uso de colorantes sintéticos derivados del petróleo en golosinas y alimentos ultraprocesados, por sus posibles efectos adversos en la salud, especialmente en niños.

La medida sigue los pasos de lo implementado por Estados Unidos, y es impulsada por el ministro de Salud, Mario Lugones, junto a la ANMAT. Apunta a eliminar gradualmente aditivos como el Rojo 40, Amarillo N°5, Azul N°1 y otros que ya están aprobados en el Código Alimentario Argentino.

Qué golosinas podrían verse afectadas

Estos colorantes están presentes en productos populares como caramelos, gomitas, chocolates, bebidas saborizadas, yogures y gelatinas. La estrategia oficial incluye un período de transición para que la industria los reemplace por alternativas naturales, como pigmentos vegetales o minerales.

Entre las opciones que se evalúan están el fosfato cálcico, extractos de flores como la Clitoria ternatea y la microalga Galdieria sulphuraria.

Qué dice la ciencia sobre los colorantes sintéticos

Diversos estudios respaldan la relación entre los colorantes artificiales y problemas de conducta infantil, como el TDAH, la irritabilidad y la falta de concentración.

En Argentina, el médico genetista Jorge Dotto también advirtió sobre los riesgos de estos aditivos. El debate ya está instalado. Mientras una histórica fábrica de golosinas baja la persiana, el Gobierno avanza en una transformación que cambiará lo que comemos.