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Argentina, aunque con fortalezas, enfrenta importantes desafíos para no quedar rezagada en esta revolución tecnológica que implica el despliegue de lainteligencia artificial (IA). Así lo indica un estudio reciente de Boston Consulting Group (BCG), que arroja luz sobre el nivel de "preparación" global.
La investigación de BCG, plasmada en su "Matriz de Madurez en IA", revela un panorama preocupante: más del 70% de las 73 economías analizadas tienen un nivel de preparación por debajo del promedio en áreas fundamentales como la participación en ecosistemas de innovación, habilidades tecnológicas e inversión en investigación y desarrollo.
El informe evalúa dos aspectos cruciales: la vulnerabilidad de cada economía a los cambios impulsados por la IA (como el impacto en el empleo o la productividad) y qué tan preparadas están para afrontar estos riesgos mientras aprovechan el potencial de crecimiento económico que ofrece esta tecnología.
Solo cinco economías -Canadá, China, Singapur, Reino Unido y Estados Unidos- son consideradas líderes o "pioneras" en IA, destacándose por su robusta infraestructura, uso generalizado de la tecnología en múltiples sectores y considerable inversión en I+D y formación de talento.
Los sectores más expuestos
La investigación identifica seis sectores especialmente vulnerables a la disrupción por IA: información y comunicación, productos tecnológicos, comercio minorista, servicios financieros, servicios públicos y fabricación de vehículos. Las economías con mayor presencia de estos sectores enfrentan una exposición más elevada.
Por el contrario, economías con mayor dependencia de sectores como agricultura, construcción y fabricación de muebles presentan menor exposición a los cambios que traerá la IA.

La posición de la Argentina
Argentina se sitúa en la categoría de "practicantes graduales", países de ingresos medios que están adoptando la inteligencia artificial a un ritmo moderado. Según el índice ASPIRE de BCG, que evalúa seis áreas clave (Ambición, Habilidades, Política y Regulación, Inversión, Investigación e Innovación, y Ecosistema), Argentina muestra un desempeño desigual.
El país se destaca positivamente en ambición y ecosistema, con Buenos Aires consolidándose como uno de los principales hubs tecnológicos de Latinoamérica. La capital argentina alberga un ecosistema donde startups, unicornios y grandes empresas están desarrollando soluciones de IA para diferentes industrias, mientras que importantes bancos locales han comenzado a integrar esta tecnología en sus operaciones.
Sin embargo, Argentina muestra debilidades significativas en investigación, desarrollo e innovación, lo que limita su capacidad para escalar la adopción de IA de manera efectiva.
El panorama latinoamericano
El informe sitúa a los países latinoamericanos en distintas categorías:
- Brasil figura entre los "competidores emergentes", destacándose por sus esfuerzos en digitalización y su creciente ecosistema tecnológico.
- Chile, Colombia, México, Argentina y Perú aparecen como "practicantes graduales", adoptando la IA de manera moderada, pero con limitaciones en infraestructura y talento especializado.
- Ecuador y Venezuela se clasifican como "emergentes en IA", reflejando una baja preparación y limitada adopción tecnológica.
Señales de esperanza para Argentina
A pesar de los desafíos, hay razones para el optimismo. Recientemente se anunció la creación de un hub de IA en Argentina, con inversiones ya comprometidas por más de 500 millones de dólares, lo que podría impulsar significativamente el desarrollo de esta tecnología en el país.
"El tiempo para actuar es ahora. La adopción efectiva de la IA no solo permitirá mejorar la competitividad económica, sino que también puede generar un impacto positivo en la inclusión social, la productividad y el desarrollo sostenible de Argentina y la región", señaló Julián Herman, managing director y socio de BCG.
El informe sugiere que los países como Argentina deberían enfocarse en crear estrategias basadas en el índice ASPIRE para acelerar su adopción de IA, abordando especialmente las áreas de inversión, investigación e innovación donde presentan mayores debilidades.












