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A casi cinco meses de su elección, el papa León XIV tomó este lunes una decisión que marca un giro respecto a la gestión de su antecesor: modificó el funcionamiento del Instituto para las Obras para la Religión (IOR), el polémico banco del Vaticano que Francisco había intentado controlar de cerca durante su pontificado.

A través de un motu proprio -decreto por iniciativa propia- titulado "Coniuncta Cura" ("Cuidado conjunto"), León XIV derogó una disposición que Francisco había establecido el 23 de agosto de 2022 y que convertía al IOR en el único organismo autorizado para manejar las inversiones de la Santa Sede.

El cambio económico que Francisco inició en el Vaticano

La medida de Francisco buscaba centralizar el control financiero en una sola entidad, parte de su ambiciosa reforma económica iniciada tras los escándalos que sacudieron al banco vaticano. Sin embargo, según fuentes oficiales, esa concentración de poder "estaba mal expresada" y generó "muchas disfuncionalidades en las inversiones".

Ahora, León XIV redistribuyó esas competencias: le devolvió a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) la potestad de realizar inversiones, aunque podrá utilizar la estructura del IOR cuando lo considere conveniente.

Cuando el papa argentino fue electo en marzo de 2013, uno de los mandatos que recibió de los cardenales fue hacer limpieza en las finanzas vaticanas. El IOR arrastraba décadas de escándalos: desde presuntas conexiones con la mafia hasta operaciones irregulares de lavado de dinero.

Francisco encaró una profunda reforma; renovó la cúpula del banco, creó la Secretaría para la Economía -un súper ministerio- y estableció nuevos controles para lograr transparencia. La medida de 2022 que centralizaba las inversiones en el IOR parecía el paso lógico: concentrar el poder en un solo organismo, más fácil de controlar y auditar.

Pero en la práctica, la estrategia no funcionó como se esperaba. Las tres entidades que manejan recursos vaticanos -Santa Sede, Estado Ciudad del Vaticano e IOR- terminaron trabajando sin la coordinación adecuada.

El diagnóstico de León XIV: el problema es la comunicación

En la biografía "León XIV, ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI", el Papa estadounidense identificó el núcleo del problema: "Parte de nuestro inconveniente ha sido la comunicación", señaló tras reunirse con el Consejo de Economía.

León XIV reconoció los avances de Francisco -"se tomaron medidas significativas para establecer nuevos controles"- pero advirtió que "no podemos relajarnos y decir que la crisis ha terminado".

El jesuita español Juan Antonio Guerrero Alves, que fue prefecto de la Secretaría para la Economía entre 2019 y 2022, coincidió en un artículo para Religión Digital: "El problema más serio que apunta el Papa no es de falta de recursos (...) la dificultad más grave no es económica, sino un asunto de organización interna: comunicación".

Guerrero Alves fue más allá: "La falta de comunicación no solo afecta a la economía vaticana, sino que es cultura de la curia". Las entidades financieras "no siempre confían unas en otras ni se ayudan como podrían", explicó.

Un enfoque distinto: del control vertical a la colaboración

La decisión de León XIV refleja una filosofía de gestión diferente a la de Francisco. Mientras el papa argentino apostó por la centralización y el control vertical, el estadounidense prefiere la "corresponsabilidad en la comunión", como señala en su decreto.

"Esta responsabilidad compartida (...) requiere que se consoliden las disposiciones que se dieron en el tiempo y que sean bien definidos los roles y las competencias de cada institución, haciendo posible la convergencia de todos en una dinámica de mutua colaboración", escribió.

El nuevo esquema permite que la APSA maneje inversiones directamente o recurra a intermediarios financieros de otros Estados, no solo al IOR, según lo que resulte "más eficiente o conveniente".