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Todavía hay quien cree que ser creador es no trabajar. La diferencia entre no hacer nada y trabajar es una sola: facturar. Si monetizás tu marca personal, no estás perdiendo el tiempo: estás construyendo un negocio. Y hoy ese negocio mueve dinero en serio. El problema es que muchos reducen la creator economy al contenido patrocinado. Error: la economía del creador es mucho más amplia y, sobre todo, más estratégica.

Contenido patrocinado: el clásico que paga las cuentas

Las colaboraciones con marcas son hoy la principal fuente de ingresos para la mayoría de los creadores en la región. Según el TENT Creator Summit, aportan el 53% de lo que ganan, frente a apenas un 16% que llega por pagos directos de las plataformas. En Argentina, los valores oscilan desde decenas de miles de pesos por posteos puntuales hasta campañas millonarias, con una lógica clara: ya no se paga solo por tamaño, sino por conversión.

Cursos online e infoproductos

El verdadero negocio empieza cuando el creador le vende valor directo a su audiencia: cursos, talleres, ebooks o plantillas que convierten influencia en ticket promedio. Monetizar no es aumentar los likes, es transformar esa comunidad en clientes reales. En mi experiencia, más del 80% de los ingresos sostenibles provienen de productos propios, un patrón que se repite en buena parte de los creadores que logran escalar.

Membresías y suscripciones

Membresías y suscripciones ya son parte del negocio: YouTube, Twitch, Substack o las de Instagram (disponibles en Argentina) ofrecen acceso a contenido exclusivo y cercanía. También se pueden crear por fuera, cobrando directo con pasarelas locales. El desafío en Latam sigue siendo sostener pagos recurrentes sin fricción y un diferencial claro.

UGC: crear para marcas, sin mostrarte.

La tendencia UGC (user-generated content for brands) profesionalizó a miles de creadores individuales como proveedores de piezas: la marca te contrata para producir videos/fotos con estética nativa de redes y publica en sus canales. ¿Por qué escala? Porque rinde mejor que el spot rígido y es más accesible que una gran producción. En América latina ya hay programas y marketplaces que lo impulsan. Es una vía sostenible para creadores con audiencias chicas pero gran habilidad de producción.

Afiliados: el ingreso silencioso que crece

El marketing de afiliados es simple: recomendás un producto o servicio y, si alguien compra a través de tu enlace, ganás una comisión. Es un sistema muy extendido en el mundo, Amazon lo tiene súper desarrollado y que empieza a crecer en Latinoamérica. Tiendanube, por ejemplo, ya ofrece un programa de afiliados para quienes recomiendan tiendas. Mercado Libre también está avanzando en este modelo. Para creadores que hacen reseñas es una vía concreta de ingresos: el link correcto en el contenido correcto puede cubrir desde un almuerzo hasta un piso estable de facturación.

YouTube: el jugador que si paga

Si hablamos de redes que pagan, YouTube es el gran jugador. Con su programa de AdSense, podés activar anuncios en tus videos y empezar a generar ingresos directos. Ahora bien, conviene poner los números sobre la mesa: para vivir 100% de YouTube necesitás millones de vistas y una base de suscriptores muy grande.

De la ilusión al plan: un stack de monetización que funciona

En 2025, la economía del creador en la región no se sostiene con un único ingreso. El modelo más sólido es un portafolio diversificado: un curso evergreen como eje central, patrocinios selectivos para previsibilidad, afiliados que aportan flujo constante, paquetes de UGC para marcas que garantizan liquidez y una membresía acotada que suma ingresos recurrentes.

Ser creador no es no hacer nada. Es producir, editar, vender, negociar, iterar. Es marketing, producto y finanzas, todo junto. Si hoy estás monetizando tu marca personal, no estás "jugando en redes": estás levantando una PyME de medios. La fama entretiene; la facturación sostiene.