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Los clásicos caramelos duros ácidos Lipo podrían comenzar a faltar en los kioscos. Es que la empresa familiar con más de 50 años en el mercado atraviesa un fuerte conflicto sindical que mantiene su producción prácticamente paralizada.

La empresa que tiene su planta de en Remedios de Escalada en el sur del conurbano bonaerense tiene 130 empleados. Allí fabrica más dos millones de caramelos por día con 100 variedades diferentes.

Pero sus trabajadores denunciaron falta de pago en los sueldos de diciembre lo que los llevó a realizar diferentes medidas que afectan de lleno la producción.

La empresa que es dirigida por los hermanos Matías y Mariela Lipovetzky, segunda generación familiar, abrió sus puertas en 1969. Con 55 años en el mercado cuenta con una planta de producción propia de 8000 metros cuadrados (m2) cubiertos y más de 11.000 m2 para almacenamiento de productos.

Lo cierto es que desde el jueves pasado la producción se ve fuertemente afectada y, desde el sector, reconocieron que pronto se sentirán los faltantes en las góndolas.

El conflicto

Los trabajadores recibieron hasta la fecha solo el 50% de los sueldos. Por ese motivo, el jueves 10 de enero comenzaron con retención de tareas que afecta de lleno a las líneas de producción.

Además, hicieron la denuncia al Ministerio de Trabajo, a través del sindicato de Alimentación que informó que la medida continuará hasta que "no se resuelva el pago de los haberes".

No es el primer conflicto sindical que arrastra la empresa. En 2017 y 2020también sufrió algunos bajas en su producción por retrasos en los sueldos y falta de pago.

Lipo S.A produce 2 millones de caramelos por día. Exporta con fuerte presencia en el Mercosur. También llega a Asia y Europa. Además le produce a Carrefour su marca propia de golosinas.

Como si fuera poco, la compañía familiar importa y distribuye las marcas internacionales Hershey's y Topps para la Argentina.

El conflicto de Lipo se suma a la delicada situación que atraviesa Dánica con su planta enLlavallol, también en la zona sur del conurbano bonaerense.

La compañía conocida por la margarina comenzó el año cerrando definitivamente su planta. Todo comenzó en octubre de 2023, cuando adelantó las vacaciones del personal y ofreció un plan de retiro voluntario. Ahora desvinculó a los empleados pero con indemnizaciones al 50% debido a la "gravísima situación económica", argumentó la empresa.

La planta de Llavallol, que había estado en funcionamiento desde 1939, dejó de producir tras diversos intentos fallidos por mantenerse competitiva. Entre los motivos del cierre, la empresa citó los altos costos laborales, particularmente, el encuadre sindical, que consideraron fuera de la media de la industria. A esto, se sumaron las dificultades logísticas y la caída en las ventas, en un contexto de recesión económica.