

La ciencia avanza en las estrategias para mantener el cerebro sano a lo largo del tiempo. Según determinaron los expertos, el deterioro cognitivo puede prevenirse con acciones concretas
¿Es posible prevenir un ACV o una demencia a través de hábitos diarios?
Según la Lancet Commission on Dementia Prevention, Intervention and Care (2024), hasta el 45% de los casos de demencia podrían prevenirse si se actúa sobre ciertos factores de riesgo modificables. Estos mismos factores también están relacionados con el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).
Se trata de variables como la hipertensión, el tabaquismo, la inactividad física o la obesidad. La buena noticia es que son prevenibles o controlables, por lo que implementar ciertos hábitos saludables puede marcar una gran diferencia.
¿Cuáles son los factores que más dañan el cerebro con el paso del tiempo?
La ciencia identificó 14 factores de riesgo modificables que pueden aumentar el deterioro cerebral y el riesgo de enfermedades neurológicas. Estos son:
- Baja escolaridad
- Pérdida auditiva no tratada
- Hipertensión arterial sin control
- Obesidad en la mediana edad
- Diabetes mal controlada
- Tabaquismo
- Consumo excesivo de alcohol
- Depresión no tratada
- Falta de ejercicio físico
- Pérdida visual no corregida
- Colesterol LDL elevado
- Traumatismo craneal
- Contaminación ambiental
- Aislamiento social
Estos factores no actúan de manera aislada, sino que se potencian entre sí, especialmente en contextos de vulnerabilidad social, falta de acceso a salud o desigualdad educativa.

¿Qué hábitos ayudan a mantener la mente activa hasta la vejez?
El envejecimiento cerebral no es un proceso pasivo. La neurociencia demostró que es posible preservar e incluso mejorar funciones cognitivas a través de prácticas accesibles y sostenidas en el tiempo. Las principales recomendaciones son:
- Hacer ejercicio regularmente: al menos 150 minutos semanales de actividad física reducen la inflamación y mejoran la neurogénesis.
- Mantener una alimentación saludable: preferir frutas, verduras, pescado, legumbres y frutos secos, como en la dieta mediterránea.
- Estimular la mente con actividades nuevas: aprender idiomas, tocar un instrumento, escribir o pintar ayuda a fortalecer la "reserva cognitiva".
- Dormir bien: tratar trastornos como la apnea del sueño y mantener una rutina de descanso regular mejora el funcionamiento cerebral.
- Corregir pérdidas auditivas y visuales: usar audífonos o anteojos cuando es necesario previene el aislamiento y el esfuerzo cognitivo excesivo.
- Cuidar la salud emocional: buscar ayuda ante signos de depresión o ansiedad, que muchas veces son señales tempranas de deterioro.
- Evitar sustancias neurotóxicas: reducir el consumo de alcohol y eliminar el tabaco.
- Fomentar los vínculos sociales: participar en actividades grupales, talleres, clubes o voluntariados mejora el bienestar y reduce el riesgo de deterioro.
- Controlar los factores de riesgo vasculares: presión arterial, glucemia y colesterol deben mantenerse dentro de valores saludables.













