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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a la cual aspira ingresar la Argentina, predice que el valor económico del océano superará los u$s 3.000 millones en 2030, lo que lo convertirá en la quinta economía mundial.
Para las naciones costeras, queda claro que el océano y las vías navegables interiores representan importantes oportunidades económicas y un patrimonio natural. Una economía azul sostenible y regenerativa es esencial para proteger el modo acuático y fomentar al mismo tiempo el crecimiento económico.

Esto es así porque los ríos y océanos son cruciales para el comercio mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo de soluciones energéticas sostenibles como la energía eólica marina y el transporte marítimo descarbonizado. Además, los recursos genéticos marinos presentan un enorme potencial para sectores como la medicina y la agricultura.
Para hacer realidad este potencial, es necesaria la cooperación internacional para evitar el agotamiento de los recursos, frenar la acidificación de océanos y ríos, proteger los ecosistemas fluvio marinos, reducir la sobrepesca y frenar la contaminación. Garantizar un acceso justo a los beneficios de la economía azul y salvaguardar estos recursos es fundamental para crear un futuro sostenible.
Para crear esta nueva economía oceánica regenerativa y sostenible se celebrará el Foro de Economía y Finanzas Azules los días 7 y 8 de junio de 2025 en el Forum Grimaldi de Mónaco, en colaboración con el Principado de Mónaco, como evento especial de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos de 2025. Este evento se celebrará del 9 al 13 de junio en Niza.
Esta tendencia parece no tener freno. La Comisión Europea presentó una propuesta para integrar en la legislación comunitaria el Tratado Global de los Océanos, cuyo objetivo es declarar área protegida un 30% de la superficie de alta mar antes de 2030 con el fin de proteger el área marina, combatir la degradación ambiental y el cambio climático, y frenar la pérdida de biodiversidad.
El tratado entrará en vigor 120 días después de que 60 países lo hayan ratificado y presentado sus documentos de ratificación. Y la UE se comprometió a ratificarlo justamente antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos.
Información precisa
La información precisa de los fondos de ríos y mares es esencial para la elaboración de cartas náuticas que permitan el paso seguro de los buques y consoliden el comercio por agua. Estos datos son fundamentales para sectores como energía, pesca, acuicultura en alta mar, defensa y telecomunicaciones, porque identifican los emplazamientos adecuados para cada desarrollo.

Más allá de sus aplicaciones comerciales, también contribuye a la protección del medio ambiente y a la gestión de los recursos acuáticos. Estos datos ayudan a establecer zonas de conservación para proteger los hábitats y controlar los niveles de erosión y desprendimiento en el lecho de ríos y mares.
En este escenario, durante los dos eventos mundiales que se desarrollarán en junio próximo, se abordará la batimetría colaborativa (CSB por sus siglas en inglés), donde se utilizan los datos voluntarios de cualquier buque que disponga de una plataforma tecnológica específica. Un caso exitoso en este rubro es el de OptiRiver, que ya está realizando pruebas de campo en Argentina.

Los parámetros medidos rutinariamente, como la profundidad bajo la quilla y la posición, pueden almacenarse, cargarse y aportarse desde un Sistema de Carta Electrónica que participe en la Iniciativa CSB de la Organización Hidrográfica Internacional (OHI). También se puede compartir, cotejar y poner a disposición de la comunidad a través del Centro de Datos para Batimetría Digital de la OHI (DCDB).

Los organismos estatales de la mayoría de los países ya comprendieron que no tienen suficiente presupuesto para medir en detalle todos los lechos en ríos, puertos y mares. Empezaron a confiar entonces en la información aportada por empresas externas que la recopilan con fines privados. La firma FarSounder, por ejemplo, se unió a esta iniciativa y se convirtió en "nodo de confianza" de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por su sigla en inglés) de los Estados Unidos.













